Mucho se ha hablado últimamente de la relación que existe entre los azúcares que tomamos en nuestra alimentación y el riesgo de padecer enfermedades como el cáncer. En nuestro post de hoy vamos a intentar esclarecer algunos puntos clave sobre este tema.

¿De qué “azúcar” hablamos?

Los azúcares pueden encontrarse en varias formas, como moléculas simples, como la glucosa o la fructosa, o combinaciones de éstas que son los carbohidratos y que están comprendidos en los azúcares alimenticios presentes intrínsecamente en muchos alimentos: lactosa, maltosa, etc. son azúcares presentes en leche, zumo, cereales, etc. Estos azúcares se convierten en glucosa en el organismo y sirven a la célula de fuente principal de energía. El problema se presenta cuando existe un aporte externo y excesivo de azúcares refinados y de absorción rápida en la dieta.

El tumor necesita mucho azúcar

Los tejidos tumorales están formados por células que han mutado genéticamente y tienen la capacidad de reproducirse con mucha rapidez. Estas células enfermas, al igual que las sanas, necesitan los azúcares para crecer, por lo que si el organismo dispone de azúcares de absorción rápida, tendrán a su disposición una importante fuente extra de energía para crecer descontroladamente (1).

La obesidad también influye

Además sabemos que la abundancia de estos azúcares y alimentos procesados en la dieta aumenta el riesgo de obesidad y sobrepeso, factores que se han evidenciado en varios estudios como favorecedores de algunos tipos de cáncer como de mama y colon (1,2).

Insulina y B-catenina. Dos moléculas a tener en cuenta.

Por otra parte el exceso crónico de azúcares en la dieta desencadena un aumento en la secreción de insulina que podría estar relacionado con la aparición de cáncer de páncreas (3).

Otro elemento a tener en cuenta es la activación de la proteína B-catenina por la presencia de azúcares en exceso. Esta proteína está implicada en procesos facilitadores de la oncogénesis celular a través de la vía metabólica Wnt/B-catenina. (4)

Conclusión

Aunque son necesarios más estudios para determinar en qué grado un exceso de azúcares y grasas refinados podría aumentar el desarrollo de una neoplasia, a la vista de la información actual y teniendo en cuenta, es recomendable disminuir en lo posible su aparición en la dieta.

Bibliografía:

(1) Aranceta J., Pérez C., Relación entre el consumo de sacarosa y cáncer: una revisión de la evidencia. Nutrición Hospitalaria. 2013; 28(4): 95-105

(2) Robles-Agudo F. Alimentación y cáncer. Revista Española de Geriatría y Gerontología. 2005; 40 (3): 184-194

(3) Stolzenberg-Solomon R. Insulin, glucose, insulin resistance and pancreatic cancer in male smokers. JAMA. 2005; 294(22): 2872-8.

(4) Mantilla C. Mecanismos de señalización por B-catenina y su papel en la carcinogénesis. Rev CES Med. 2015; (29): 109-127

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