Los problemas mentales han aumentado un 25 % después de la pandemia según la OMS. Y de todos es sabido que la mente y el cuerpo forman una unidad y en ella se influyen mutuamente; por tanto, problemas mentales originan problemas físicos y viceversa. La ansiedad crónica y otros trastornos del mismo grupo como: trastorno de pánico, estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo, de ansiedad social y trastorno por separación someten a la persona a un desgaste que acaba pasando factura en la salud física y cómo no en su equilibrio inmunológico.
Cuando esta situación se mantiene más de seis meses y persisten tres de los siguientes síntomas: alteraciones del sueño, irritabilidad, tensión muscular, dificultad de concentración, inquietud, fatiga; se debe acudir a un doctor.
¿Por qué afecta la ansiedad al sistema inmune?
Un estado de ansiedad continuo y generalizado mantiene unos niveles elevados de hormonas y neurotransmisores como adrenalina, cortisol, glucosa, etc., que agota al sistema inmune impidiéndole un ejercicio adecuado de su actividad.
¿Qué síntomas de debilidad del sistema inmune aparecen?
¿Se pueden producir patologías relacionadas a nivel orgánico?
En una situación de estrés crónico destaca un incremento de la secreción de citoquinas como la IL-1B que se transforma en una señal nerviosa que intenta a través de melatonina y cortisol contrarrestar dicho incremento de IL-1B. Así se produce un círculo vicioso que altera el equilibrio de los sistemas nervioso, endocrino e inmune que puede ser la causa de enfermedades sistémicas de naturaleza autoinmune como la diabetes, artritis reumatoide, esclerosis, lupus, etc. Existen numerosos documentos científicos que avalan la relación de estas enfermedades autoinmunes con situaciones crónicas de estrés.
¿Cómo podemos disminuir la ansiedad y mejorar la inmunidad?
Ante este problema conviene tener una visión dual e intentar actuar desde las dos vertientes psicológica e inmunológica. Para ello:
¿La microinmunoterapia puede ayudar en un contexto de ansiedad?
Como enfoque de inmunomodulación, la microinmunoterapia puede ofrecer un apoyo inmunológico en aquellos trastornos que se relacionan con el estrés, como la ansiedad o la depresión, enmarcada en una estrategia terapéutica personal y bajo seguimiento de un profesional sanitario. Su objetivo en este caso, sería ayudar a reequilibrar la señalización inmunitaria alterada por los elevados niveles de hormonas del estrés y ayudar a prevenir o contrarrestar el desgaste y agotamiento inmunitario y los efectos inflamatorios promovidos por la elevación del cortisol.
Bibliografía