Sí, es verdad. Previmos que pasaría y ha pasado. Hemos demostrado que la pandemia y las restricciones de las libertades tienen efecto sobre la salud mental de las personas y el bloqueo de la primaria y de ciertos procesos de los hospitales ha demorado el diagnóstico de ciertos trastornos. La gente no ha venido a los hospitales, sobre todo durante la primera ola, porque los hospitales éramos vistos como fuente de contagio. Sin embargo, esta situación ha pasado con muchas más especialidades y no solo en la psiquiatría y psicología clínica. Después del confinamiento los pacientes nos han llegado más graves y más tarde.
Las enfermedades mentales, sean más graves o leves, son muy prevalentes. Afectan a 1 de cada 4 personas a lo largo de su vida. Por lo tanto, algunos trastornos han estado peor atendidos cuando la prioridad era la COVID. Por otro lado, la primaria se bloqueó y el confinamiento también ha hecho que personas que ya eran vulnerables hayan enfermado.
Sí, las tres cosas.
Ha pasado más en jóvenes y mujeres. Las mujeres son más vulnerables a ciertos trastornos como la ansiedad o la depresión. Los hombres, en cambio, expresan la sintomatología diferente: tienen más tendencia a las adicciones, por ejemplo. Ciertas patologías han aumentado mucho en mujeres, como los trastornos de la conducta alimentaria. Estamos viendo un incremento impresionante, y también de jóvenes que se autolesionan.
Son mujeres jóvenes, mayoritariamente. Las chicas que dejan de comer porque quieren adelgazar lo ocultan en casa, pero si están más en casa, los padres lo notan y se genera más conflictividad.
Las autolesiones son la manera de expresar cierto malestar. Hacerte daño físico alivia el mal psíquico. Hemos visto un aumento de estos casos fruto de los confinamientos.
Los trastornos mentales son más prevalentes en la gente más pobre y en los entornos más desfavorecidos. No es el mismo vivir un confinamiento en un piso pequeño y con mucha gente que en una casa amplia, con luz y salida al exterior. La psicopatología lleva a la pobreza y la pobreza lleva a la psicopatología.
Cuando tienes un problema que te afecta a tu comportamiento, a las emociones, a tu manera de relacionarte... se confunde con el “yo”. Mucha gente hace juicios de valor respecto al comportamiento de la gente cuando a veces quién se comporta de forma “extraña” puede estar enfermo. Por ejemplo: si una persona está deprimida, alguien le puede decir que es un “holgazán”, si una persona está exaltada alguien le puede decir que es un “maníaco”. Muchas de las palabras técnicas en psiquiatría se han convertido en insulto. Por ejemplo. Un ‘cretino’ antes era una persona con un problema mental derivado del hipotiroidismo. Ahora es un insulto. ‘Imbécil’ era un término técnico; era una categoría dentro de un retraso mental. Estas situaciones siempre están estigmatizadas en sentido negativo.
Sí. La gente se piensa que te pueden cambiar la personalidad, que crean adicción... también tenemos otro problema, que es que en psiquiatría todo el mundo opina. Con otras especialidades no pasa. Por ejemplo, nadie se atreve a dar un consejo terapéutico a un neurocirujano. Cuando alguien dice “estoy deprimido...”, todo el mundo tiene un consejo para dar.
En un primer momento, y sin saber cómo evolucionaría la pandemia, ya vimos que el confinamiento domiciliario acabaría afectando a la salud mental de la población. Tuvimos que adaptarnos para enfocar la manera de practicar los tratamientos electroconvulsivos, por ejemplo, tuvimos que replantear como hacíamos la hospitalización a domicilio... Fue un cambio de manera de trabajar con un perfil de paciente muy delicado.
También hicimos varias encuestas para analizar como la sociedad afrontaba el confinamiento. Este tipo de herramientas son muy útiles porque nos han dado mucha información y nos han permitido tener unos datos muy interesantes para replantear nuestra manera de actuar.
Es la evolución lógica de la sub-especialización en psiquiatría. Actualmente, solo España y Bulgaria todavía no tienen aprobada la psiquiatría infantil como especialidad. ¡Esto es ridículo!
Al mismo tiempo, es muy bueno que en el Clínic tengamos estos dos servicios, que tengamos un Instituto de neurociencias junto con los servicios de neurocirugía y neurología. ¡Tiene toda la lógica del mundo! Trabajamos con el mismo órgano. Hay otros sitios donde no están tan avanzados.
La primaria es la puerta de entrada a la atención de salud mental comunitaria y especializada. Si la primaria no alcanza para más, esto repercute en la atención que hacemos nosotros. Actualmente, los especialistas en salud mental que apoyan a la primaria vienen desde los CSMA, una Unidad de atención comunitaria. Pero desde la primaria preferirían que los psicólogos, en particular, colgaran de ellos, aunque esto sería un grave error. Porque se acabarían cogiendo psicólogos sanitarios, no clínicos y con carencia de formación necesaria que tendrían que asumir todos los casos de personas con trastornos mentales que les llegaran.
Si la primaria contrata unos perfiles menos profesionalizados y desvinculados de los hospitales saldremos perdiendo
Seguro que se puede mejorar, pero el que es clarísimo es que el modelo comunitario de atención y apoyo a la primaria es el mejor, es decir, el trabajo coordinado entre primaria y especializada. Pero sí que es cierto es que los especialistas y la primaria pueden trabajar todavía más coordinados. Ahora, si la primaria contrata unos perfiles menos profesionalizados y desvinculados de los hospitales saldremos perdiendo, este es el principal peligro que corremos.
Hemos participado en tantos consejos asesores y se ha avanzado tanto poco que es desesperante. Tengo cierta confianza con el equipo actual. Durante mucho tiempo hemos visto como muchos de los profesionales que hemos asesorado al Govern éramos utilizados para decir que se habían reunido con nosotros, pero después hicieron lo que les daba la gana. Hemos tenido miles de reuniones donde hemos pedido ciertos cambios y cuando no les interesa, no lo hacen nunca. Ahora bien, cuando una cosa les interesa te la venden casi hecha. Es un poco frustrante, la verdad.
Esto nos ayudará, sin lugar a duda. Nos ayudará a romper un poco el estigma, habrá inversión en investigación. Tengo muchas esperanzas, la verdad.