La Voz de Galicia publica en la portada de su suplemento de Mercados, un reportaje en el que se pone de manifiesto que el sector biotech será clave para responder a la emergencia desencadenada por el COVID-19 y para afrontar los futuros desafíos sanitarios.

La biotecnología gallega lleva tiempo creciendo lenta y progresivamente, sin hacer apenas ruido. Un ecosistema que es ejemplo de colaboración público y privada, que alumbra ya algo más de un centenar de empresas, en su mayoría pymes, que se alimentan de la innovación y del conocimiento científico, y que están llamadas a jugar un papel determinante en los desafíos sanitarios presentes y futuros. Galicia es la tercera comunidad española en creación de empresas en esta rama, un puesto en el ránking que la sitúa en el podio, un lugar que no se corresponde con el peso que tiene su PIB en el conjunto del Estado. De ahí que, en plena crisis del coronavirus, los focos apunten a esta autonomía y al sector biotech.

«Estamos llamados a aportar soluciones, por supuesto, pero otra cosa es que podamos coordinar acciones que tengan un impacto inmediato en el corto plazo», explica Carme Pampín, fundadora de Galchimia, con sede en O Pino. Esta empresa se acaba de sumar a la reciente convocatoria europea de Innovative Medicines Initiative, para el tratamiento contra enfermedades causadas por el nuevo virus. El consorcio internacional está formado por 15 organismos, tanto públicos como privados, pertenecientes a siete países: Italia, Alemania, Países Bajos, Luxemburgo, Suecia, Francia y España. La propuesta, tal y como explica Pampín, se centra en dos objetivos; primero, la reutilización de fármacos ya existentes para dar una respuesta rápida a la actual pandemia; y en segundo lugar, el desarrollo de nuevos medicamentos enfocados tanto al COVID-19 como a otros coronavirus. «Esto último serviría a largo plazo para contrarrestar futuras epidemias», explica la CEO de Galchimia.

Corto plazo

Algunos trabajos, en cambio, están teniendo un impacto en el presente. AMSLab, firma con sede en Lugo, está analizando las muestras de tejidos que envía la industria textil que quiere fabricar mascarillas o trajes protectores. «Se trata de testar ese material y poder concluir con total seguridad que es válido para prevenir los contagios», explica Manuel Lolo, director y fundador de esta empresa, nacida en el 2008, y que emprendió junto a Sandra Pereira. Las otras firmas del grupo en el que trabajan están llevando a cabo ensayos para el diagnóstico del virus, con nuevos métodos de detección, e investigando diferentes vías en la parte genética y proteómica. «Esto va más allá del mero diagnóstico: se trata de averiguar cuáles pueden ser las moléculas más interesantes para ver cómo va a ser la evolución del paciente y hacerle un seguimiento», detalla Manuel Lolo.

El ecosistema biotecnológico gallego tiene como fortaleza el número de empresas punteras que llevan a cabo investigación básica para distintas terapias, pero falta mayor músculo productivo, donde destacan firmas como Lonza o Zendal. Hay innovación y conocimiento, aunque se necesita un mayor desarrollo industrial. Esto es algo en lo que coincide todo el sector. Sin embargo, los expertos han hecho una analogía de la situación actual con la de una economía de guerra, pero con un factor diferencial: ahora el reto es, sobre todo, científico. Y ahí Galicia está llamada a jugar un papel clave.

Otras herramientas

Uno de los campos tiene que ver con la tecnología de datos. Bioga, el clúster que agrupa a las empresas del sector, es socio de DATAlife, el hub de innovación digital en el ámbito de las ciencias de la vida enfocadas a la salud y que cuenta con el apoyo de la Axencia Galega de Innovación (GAIN). Esta iniciativa pretende mejorar la competitividad y transformación de las empresas a través de la analítica de datos y la inteligencia artificial. «Con estas tecnologías, DATAlife busca aportar soluciones que, entre otros objetivos, permitan favorecer el control, predicción y prevención de situaciones como las que actualmente estamos viviendo con el COVID-19, y que ayuden a frenar el impacto socioeconómico y a dar solución a las empresas, pero también a las administraciones y a la sociedad», explica Loli Pereiro, gerente de Bioga. Para ello, se ha organizado un grupo de trabajo liderado por el Cluster Saúde de Galicia y del que forman parte empresas como Grupo Zendal y Televés, y los centros tecnológicos Gradiant, Cesga y Citius, este último de la USC.

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M. BERAMENDI

Otro de los ejemplos de cómo se está trabajando en la comunidad gallega es el que representa Mestrelab Research S.L, una spin off surgida de la USC hace ahora más de tres lustros. Universidades como Harvard, Yale, Oxford y Princeton, instituciones como la Nasa y laboratorios como Pfizer o Bayern, han utilizado sus desarrollos de esta empresa. Y el último indicador de Ardán la ha situado como la empresa gallega más global, una clasificación que analiza el desempeño internacional de las compañías más allá de la mera cifra bruta de exportación. Uno de sus fundadores, Carlos Cobas, explica que la contribución de su compañía a la lucha contra el COVID-19 está alejada de la primera línea, pero destaca también la trascendencia de su trabajo.

«Nosotros proporcionamos a la industria farmacéutica y a los centros de investigación herramientas que les permitan descubrir y optimizar nuevos fármacos en la lucha contra esta enfermedad; concretamente, disponemos de productos altamente especializados: hemos desarrollado un software que permite determinar por resonancia magnética nuclear cómo se disponen en el espacio 3D moléculas del tipo de las que se usan como antirretrovirales, con el objeto de entender cómo se unen a sus receptores potenciales y poder mejorar la eficacia farmacológica», explica Cobas.

Nuevas técnicas

Por otro lado, Mestrelab está trabajando en el desarrollo de otra herramienta, también basada en técnicas de resonancia, pero que trabaja en los llamados anticuerpos monoclonales. Son los que no se producen de la misma manera que los fármacos tradicionales, que se basan en la síntesis química, sino que se elaboran a través de procesos complejos que involucran a las células vivas. El análisis de estos anticuerpos mediante la herramienta que ha diseñado Mestrelab ayuda a las industrias a evaluar la eficacia a la hora de probar un fármaco nuevo.

Las expectativas están puestas en la capacidad de Galicia para hacer frente a los desafíos sanitarios presentes y futuros porque ha acreditado en los últimos años un enorme potencial en el campo de la investigación biomédica. La medicina personalizada, el diagnóstico de enfermedades, el desarrollo de alimentos funcionales o el descubrimiento de nuevos fármacos son algunos de los campos que han alumbrado nuevos desarrollos a lo largo de los últimos años.

Ahí está por ejemplo, la investigación industrial para avanzar en el tratamiento del cáncer de colón con fármacos inmunoterapéuticos, un proyecto liderado por Galchimia, y en el que participan AMSlab, con sede en Lugo, y Oncostellae, ubicada en Compostela. O el desarrollo de nuevas terapias y herramientas de diagnóstico de oncología de precisión en metástasis abdominales, un proyecto encabezado por Sunrock Biopharma, una firma ubicada en la capital gallega. En A Coruña destaca Health in Code, una empresa que ha avanzado en la investigación de estudios genéticos y la interpretación clínica de los resultados. La lista de empresas gallegas punteras es larga: Origo Biopharma, Lincbiotech, HG Beyond, Nanogap, Hifas da Terra o la lucense ICM, que está haciendo los test del coronavirus.

Colaboración

Otro de los ejemplos de cómo está avanzando la comunidad gallega son las llamadas unidades mixtas, un instrumento que favorece la cooperación entre los organismos de investigación y el tejido empresarial para el desarrollo coordinado de iniciativas innovadoras en sectores estratégicos. Una de ellas, por ejemplo, es la que llevan a cabo la farmacéutica Roche Farma y el Grupo de Oncología Médica del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, IDIS, cuyo objetivo es avanzar en los tratamientos de precisión contra el cáncer. Otra de las unidades es la que llevan a cabo Esteve y la Universidad de Santiago (USC) para dar con nuevos medicamentos contra el dolor crónico.

Las 104 empresas que engloban al sector biotecnológico gallego facturaron el pasado año 375 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 15 % respecto al ejercicio anterior. Esto también se ha traducido en una mejora del empleo, aunque ha aumentado a tasas algo más modestas. Las empresas ocupan a 1.691 trabajadores, en su mayoría personal de muy alta cualificación. Pero la bolsa de empleo del conjunto del sector es mucho mayor. Los últimos datos disponibles, relativos al uso de la biotecnología, una encuesta elaborada por el INE, en las administraciones públicas, la enseñanza superior y las instituciones privadas sin fines de lucro, muestra que a las plantillas de las empresas hay que sumar algo más de dos mil personas que trabajan en I+D en el sector de ciencias de la vida, lo que acerca el volumen total de trabajadores en Galicia a las 3.800 personas. A lo largo de los últimos años, también ha ido creciendo en el gasto dedicado a las actividades de investigación y desarrollo, que se acerca a los 90 millones, un 33 % más en relación a hace cinco años, lo que sitúa a Galicia como la sexta autonomía que más recursos destina a estas actividades.

Fuente: Bioga Clúster Tecnológico Empresarial Das Ciencias da Vida

https://www.bioga.org/el-sector-biotech-la-clave-gallega-para-afrontar-los-desafios-sanitarios/
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