Actualmente no existe un tratamiento válido y único para paliar los síntomas prevalentes de la fibromialgia, pero se dispone de tratamientos alternativos que disminuyen su impacto, como son los programas de entrenamiento físico. En un estudio realizado por un grupo de investigadores de distintas universidades −Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Universidad de Las Américas de Santiago de Chile (UDLA), Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) y Universidad de Extremadura (UEX)− se ha llevado a cabo un programa de intervención de ejercicio físico centrado en entrenamiento de fuerza, progresivo y gradual en volumen e intensidad, orientado a las actividades diarias. Tras 24 semanas de aplicación se ha demostrado que es una opción válida para mejorar algunos de los síntomas determinantes de la fibromialgia, los cuales afectan en mayor medida a la calidad de vida, como son el dolor, la calidad del sueño y la condición física.

El estudio, además, apoya la idea de la fibromialgia como una condición multidimensional, por lo que sus conclusiones señalan que no podemos generalizar en que toda práctica de ejercicio físico es útil, válida y efectiva para paliar todos y cualquier síntoma, sino que los programas se deberían orientar, en la medida de lo posible, a aquellos síntomas que queremos mejorar. Es por ello, que tal y como se ha demostrado, hay síntomas como la ansiedad que únicamente con el entrenamiento de fuerza no es suficiente para disminuir su impacto sintomatológico. Quizás con intervenciones multidisciplinarias que combinan ejercicio y terapias cognitivas conductuales podrían lograr mayores beneficios en el tratamiento de este síntoma.

La fibromialgia es una enfermedad común caracterizada por una sensibilidad crónica generalizada a los estímulos dolorosos. Junto con el dolor crónico, la manifestación clínica de la enfermedad suele implicar una serie de síntomas físicos y psicológicos como, por ejemplo, un aumento de la fatiga física, ansiedad, y mala calidad del sueño, entre otros. Las características sintomáticas de la fibromialgia tienen un impacto en la vida diaria y el bienestar de un individuo, lo que limita su capacidad para realizar las tareas cotidianas, el trabajo y las actividades sociales. El impacto global de la fibromialgia es mayor en la salud física que en la psicológica. Por ejemplo, en comparación con otras personas que no padecen fibromialgia, la forma física de las personas con fibromialgia se ve claramente afectada.

El objetivo del estudio llevado a cabo por un equipo de científicos de varias universidades, del que ha formado parte la investigadora y Dra. Cristina Maestre, fue analizar los efectos de un programa de entrenamiento de fuerza (gradual y progresivo, centrado en las actividades diarias), de 24 semanas de duración, sobre distintos síntomas (la calidad del sueño, la fatiga, la intensidad e interferencia del dolor, la condición física y el estado de ansiedad) en pacientes con fibromialgia. Los resultados obtenidos demostraron que la práctica de los ejercicios del programa produjo una reducción del dolor, una mejora en la calidad del sueño y un aumento de la funcionalidad física (fuerza, flexibilidad y fitness aeróbico). Por el contrario, no se encontraron mejorías en la ansiedad y la fatiga. Como señala Cristina Maestre “posiblemente los programas deberían combinarse con terapias cognitivo-conductuales o programas educativos para lograr cambios significativos en estos síntomas, lo que debería confirmarse en futuras investigaciones”.

El estudio realizado apoya la idea de que la fibromialgia es una afección multidimensional. Esto se refleja en una percepción alterada del dolor musculoesquelético, que a su vez provoca fatiga, discapacidad, ansiedad, trastornos del sueño y una función física deficiente. En este contexto, diversos programas de intervención centrados en ejercicio físico han demostrado su eficacia reduciendo la sintomatología de la fibromialgia, siendo incluso más efectivos que las terapias farmacológicas. Reiterando los resultados del presente estudio, estos refuerzan la idea de que los tratamientos deben centrarse tanto en las disfunciones físicas como en las emocionales, haciendo hincapié en el ámbito físico, ya que es el que muestra mayores diferencias. Además, dado que algunos componentes psicológicos (por ejemplo, la ansiedad) influyen en el nivel de discapacidad en la fibromialgia, su tratamiento adecuado podría conducir a una mejora de la función física. Por lo tanto, las intervenciones multidisciplinares que combinan ejercicio y terapias cognitivo-conductuales podrían lograr los mayores beneficios en este contexto. Así, se podría explicar que los programas de entrenamiento deberían estar orientados a cada síntoma que se quiere mejorar ya que no todos los programas de ejercicio mejoran todos los síntomas de la fibromialgia.

Referencia: Cristina Maestre Cascales, Antonio Castillo Paredes, Nuria Romero Parra, José Carmelo Adsuar, Jorge Carlos Vivas. Gradual Strength Training Improves Sleep Quality, Physical Function and Pain in Women with Fibromyalgia. Int J Environ Res Public Health. 2022 Nov 25; 19(23): 15662.
doi: 10.3390/ijerph192315662.

Imagen: Pacientes aplicando ejercicios de la fase 2 (trabajo de fuerza con bandas elásticas) y de la fase 3 del programa (trabajo de fuerza con cargas externas y propioceptivo).

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