Se trata de la primera tecnología que permite edición genética, pero sí es la que permite que se haga de manera precisa y más económica. Las CRISPR, acrónimo inglés de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, y la Cas9, una endonucleasa que lleva asociada, han tenido el protagonismo en la penúltima edición de los Viernes Científicos de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Almería, al menos de esta etapa. De arrojar luz sobre las cuestiones clave de la edición genética con estas herramientas se ha ocupado Lluis Montoliu, arropado por un lleno absoluto en la Sala de Grados del Aulario IV de la UAL y comprometido con una difusión que se hace determinante para afrontar el mañana: “Tenemos la obligación, quienes nos dedicamos a esto y tenemos el privilegio de saber algo sobre este tema, de trasladarlo a la sociedad con el apoyo de las unidades de divulgación o de cultura científica de las universidades, hacerlo asequible a la sociedad”.

En el fondo de la cuestión, las conocidas ‘tijeras moleculares’ para cortar y editar o corregir el ADN asociado a una enfermedad en una célula. Ese es el principal reto que ha puesto sobre la mesa este prestigioso biólogo y genetista, que es investigador del CSIC, en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), y del CIBER de Enfermedades Raras (CIBERER-ISCIII): “Hay que ser honestos y decir que todavía no es una realidad su aplicación biomédica, aplicaciones de las que mucho se habla y que pueden servir en un futuro para curar a personas que estén afectadas por alguna de las miles de enfermedades de base genética, las que habitualmente llamamos ‘raras’, que globalmente impactan a un porcentaje muy importante de la población”. En esa línea, ha reconocido que “nos gustaría pensar que esto va a ser una realidad, pero hay que pensar en que un futuro inmediato vamos a poder desarrollar estrategias terapéuticas para aliviar y, en el mejor caso, curar algunas de estas enfermedades”.

Es por ello que Montoliu ha reiterado una de sus afirmaciones más pronunciadas: “Siempre digo que nos vamos a comer el resultado de la edición genética antes de que lo vamos a utilizar para tratar nuestras enfermedades, con lo cual, las aplicaciones en biotecnología vegetal sobre todo van a ser pioneras”. Este científico se ha mostrado encantado de “compartir un poco lo que sabemos de estas herramientas de edición genética que nos han cambiado la vida tanto en biología, como en biotecnología como en biomedicina, diferentes ámbitos del saber científico en los que ahora, con ellas, se pueden abordar experimentos que muy poco ni los podíamos soñar”.

Así, “la realidad es que estas herramientas son un éxito en el laboratorio y en las aplicaciones biotecnológicas, en las cuales esta Universidad de Almería está muy interesada, tanto animales como especialmente vegetales”, concretando en “las aplicaciones para la generación de nuevas variantes vegetales y animales que estén mejor adaptadas, que sean resistentes a plagas, que tengan características especiales…”. Ha retomado el reto futuro planteándolo como un límite en la actualidad: “La modificación no es todo lo precisa que nos gustaría, y esa incertidumbre es la que tenemos que trabajar para maximizar los beneficios y para reducir los riesgos, y es por ello que lo que puede ser éticamente aceptable, trasladar esa incertidumbre a modelos animales o modelos vegetales, todavía no lo es cuando hablamos de seres humanos, ahí no lo es, esos son los límites, trasladar estos retos a embriones humanos cuando todavía no controlamos el final del experimento parece imprudente y además irresponsable, y desgraciadamente tenemos que saber que He Jiankui cruzó muchas líneas rojas y un año después ha sido condenado por ello”.

En definitiva, ha procurado “que no nos quepa ninguna duda de que los retos de alimentar a la población, de aprovechar todo el terreno disponible, de intentar luchar contra los efectos del cambio climático, van a venir de la mano de la biotecnología, y que tenemos que promover esas herramientas que nos permiten hacer una biotecnología mucho más precisa y adecuada, nunca bloquearlas”. Lluis Montoliu ha añadido que “los retos que tenemos ante nosotros pasan por convertir una aplicación que es maravillosa en sí misma y que hemos heredado de las bacterias, que las bacterias la han pulido y nos las ofrecen tras miles de millones de años de evolución, y nosotros ahora las aplicamos para modificar genes de cualquier organismo”.

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