El cáncer de cérvix o cuello de útero es el cuarto más frecuente entre las mujeres a nivel mundial por detrás del cáncer de mama, el colorrectal y el de pulmón. Afortunadamente, en nuestro país, la incidencia es mucho más baja y corresponde a un 1,88%. Se trata de un tipo de tumor que se diagnostica, mayoritariamente, entre mujeres jóvenes de entre 35 a 50 años y la causa principal para desarrollar este tipo de tumor es la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) que se transmite por contacto sexual.

Otros factores de riesgo a la hora de desarrollar esta enfermedad son el tabaquismo, la inmunosupresión (como en el caso de personas afectadas con el virus del VIH o de tratamientos inmunosupresores) y la coinfección por otras enfermedades de transmisión sexual. Hoy, Día Mundial del Cáncer de Cérvix, hay que recordar que la prevención y el cribado son primordiales para este tipo de tumor y que hay que utilizarlas para reducir la aparición de la enfermedad.

El Virus del Papiloma Humano (VPH) como causa principal del cáncer de cérvix

La infección del Virus del Papiloma Humano (VPH) es muy frecuente en la población sexualmente activa, pero no todas las mujeres infectadas llegan a desarrollar un cáncer. La mayoría de las infecciones se resuelven de forma espontánea pero su persistencia a lo largo del tiempo puede ocasionar anomalías en las células que puedan evolucionar desde lesiones premalignas en cáncer como es el caso del cáncer de cérvix o cuello uterino. De hecho, a nivel mundial se estima que 270.000 mujeres mueren en todo el mundo a causa del cáncer de cérvix.
El VPH es un virus de transmisión sexual, con más de 200 tipos diferentes, pero no todos son de alto riesgo oncogénico, es decir, con capacidad para llegar a provocar un cáncer. Existen diferentes medidas para la prevención de los cánceres asociados al VPH: En primer lugar, la vacuna contra el VPH, que previene con eficacia la infección por el virus. Por otra parte, las pruebas de cribado, ya sea la citología cervical o la prueba de detección del VPH, que detectan los cambios a nivel celular que provoca la infección, tanto lesiones premalignas como tumores en estadios iniciales y potencialmente curables.
Sin embargo, los países en desarrollo tienen un acceso limitado a estas medidas de prevención. De ahí que el cáncer de cuello uterino se diagnostica a menudo en estadios avanzados de la enfermedad y el resultado del tratamiento no es bueno, dando lugar a una alta tasa de mortalidad. Incluso en los países desarrollados, el acceso a prevención, detección y tratamiento varía el impacto del VPH que es mayor en las comunidades más pobres.

¿Cómo podemos prevenir el cáncer de cérvix?

En la actualidad, la estrategia de prevención en Cataluña tiene dos características importantes. Por un lado, la vacunación, prevención primaria, que está incluida en el calendario vacunal a los 11-12 años y que se ha demostrado eficaz en la reducción de las lesiones premalignas, sobre todo, cuando se administra antes del inicio de las relaciones sexuales. En los próximos años, se espera poder tener los datos en relación con el impacto de la incidencia del cáncer de cérvix a largo plazo.

Por otra parte, como prevención secundaria, los programas de cribado son los que pueden detectar el contacto con el VPH y las lesiones premalignas, por lo que se puede establecer un seguimiento y/o tratamiento para evitar que se llegue a desarrollar un cáncer. En este punto, la citología es la prueba principal y se hace a través de un programa oportunista. Así pues, el protocolo actual recomienda una revisión ginecológica cada 3 años con citología en mujeres de 25 a 65 años. En esta visita ginecológica se toma una muestra de cuello de útero para realizar la citología. Cabe destacar que, hasta el día de hoy, esta es la prueba más utilizada a nivel mundial para realizar este tipo de cribado.

De hecho, se recomienda que 3 años después del inicio de las relaciones sexuales, o a partir de los 25 años, las mujeres que hayan tenido o que tengan relaciones sexuales, se hagan una citología cada 3 años. Esto permite identificar a las mujeres que tienen un mayor riesgo de poder sufrir, al cabo de los años, un cáncer de cuello uterino y poder hacerles un mejor seguimiento para poder prevenir la enfermedad. A partir de los 65 años, si las últimas citologías han sido normales, ya no es necesario realizar más.

Nuevos tratamientos para mejorar los resultados de supervivencia en cáncer de cérvix

Una vez el cáncer de cérvix se diagnostica, el tratamiento depende del estadiaje inicial ya la extensión de la enfermedad. Cuando el tumor es de tamaño pequeño y localizado, se hace tratamiento quirúrgico con radioterapia o radioquimioterapia preventiva posteriores, según el factor de riesgo tras el análisis anatomopatológico una vez realizada la cirugía. En los casos en que el tumor está localmente avanzado dentro de la pelvis, el tratamiento administrado es a través de la radioterapia de forma conjunta con quimioterapia con intención curativa. Cuando la enfermedad se diagnostica con presencia de metástasis o vuelve a reaparecer, se hace quimioterapia acompañada de anticuerpos monoclonales.

Es importante tratar a los pacientes en unidades multidisciplinares para el correcto diagnóstico, estadiaje y planificación del tratamiento, así como para tener la oportunidad de participar en ensayos clínicos de investigación.

En estos momentos se está estudiando añadir nuevas terapias a los tratamientos convencionales, principalmente en el campo de la inmunoterapia, para poder mejorar los resultados de la supervivencia. Después de muchos años de investigación sin avances en el tratamiento, la introducción del primer fármaco biológico, combinado de quimioterapia, ha demostrado un aumento de la supervivencia y ha significado un cambio importante en el pronóstico de estas pacientes.

Con el fin de seguir investigando para mejorar los resultados de supervivencia, en el Instituto Catalán de Oncología, existen varios ensayos clínicos con estas terapias. La mayoría de estos estudios exploran el beneficio de la adicción al tratamiento estándar actual de diferentes tipos de inmunoterapia, principalmente fármacos anti PD1 anti PD-L1 que ya han demostrado buenos resultados en el tratamiento de otros tipos de tumores, como el de pulmón.


Fuente: Pla Director d’Oncologia y Institut Català d’Oncologia

Infografía:

Infografia coll úter

Fuente: Institut Català d'Oncologia (ICO)

http://ico.gencat.cat/es/detall/noticia/Nova-Noticia-11184
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