En un 3-4% de los embarazos, los fetos pueden tener un retraso de crecimiento precoz que puede comportar un nacimiento prematuro, graves complicaciones o incluso la muerte antes, durante o después del parto. Una nueva calculadora, desarrollada a partir de un estudio de la Unidad de Insuficiencia Placentaria del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Vall d’Hebron y el grupo de investigación en Medicina Materna y Fetal del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) permitirá conocer, desde el momento del diagnóstico, el riesgo de complicaciones que tendrá un feto con retraso de crecimiento precoz durante el embarazo o en el momento del nacimiento. Así, se podrá hacer un asesoramiento individualizado que permita a los padres entender el diagnóstico y la evolución de la gestación disminuyendo así la incertidumbre y la angustia que se deriva.

El trabajo, que se publica en la revista Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica, consistió en el seguimiento de 173 gestantes con fetos que presentaban retraso de crecimiento precoz, es decir, diagnosticados antes de la semana 32 de gestación. De media, las mujeres se encontraban en la semana 23 de gestación y el peso de sus fetos estaba por debajo del percentil 10, es decir, era muy inferior a la media que les tocaría por edad.

Para diseñar la calculadora, los investigadores tuvieron en cuenta características propias de la madre, la existencia de alteraciones en la ecografía, la semana de gestación en que se encontraban cuando se hizo el diagnóstico de retraso de crecimiento, así como los niveles de unos factores relacionados con el mal funcionamiento de la placenta. Estos factores, conocidos como sFlt1/PlGF, aumentan notablemente cuando la placenta no recibe suficiente oxígeno y, por lo tanto, indican un mayor riesgo de complicaciones en la madre y el feto. En el estudio, se registraron los casos con parto prematuro y los que desarrollaron complicaciones perinatales, que aparecieron en 81 de los casos (cerca de un 56%), sobre todo relacionadas con problemas respiratorios de los fetos. Con toda esta información, se desarrolló un algoritmo o calculadora para poder predecir el riesgo de estas complicaciones, de forma personalizada.

“Esta calculadora nos permite dar un riesgo individualizado a las pacientes que tienen un feto con retraso de crecimiento, y lo podemos hacer desde el momento del diagnóstico”, explica el Dr. Manel Mendoza, facultativo especialista del Servicio de Obstetricia, responsable de la Unidad de Insuficiencia Placentaria del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigador del grupo de investigación en Medicina Materna y Fetal del VHIR. “Hasta ahora, dar esta información a las pacientes era muy difícil porque era el propio médico que, en función de su experiencia, daba una aproximación sobre la fecha de nacimiento o las secuelas que podrían tener los fetos”, añade. La única forma de hacer seguimiento, por lo tanto, era realizar ecografías frecuentes y repetidas para valorar la progresión de los fetos.

Con esta nueva metodología, los especialistas son capaces de dar un riesgo de parto prematuro para cada caso y pueden explicar a la familia qué complicaciones se prevén y con qué probabilidad. “Las gestantes se pueden beneficiar de un asesoramiento personalizado. El hecho de que no haya tanta incertidumbre ante el diagnóstico hace que los padres puedan entender mucho mejor la situación y las complicaciones que puede comportar que el feto sea de bajo peso”, señala el Dr. Mendoza, quien afirma que “de esta forma, los padres sienten menos angustia y se implican mucho más en las recomendaciones y el seguimiento que se les ofrece”.

Dos formas de calcular el riesgo que se pueden adaptar a todos los centros

Los investigadores del estudio analizaron la relación entre los datos clínicos y el riesgo de complicaciones para una persona concreta. Así, se vio que la mejor forma de conocer este riesgo era a partir del análisis de los factores sFlt-1/PlGF, que aumentan cuando la placenta no funciona correctamente y que tienen una gran capacidad de predecir complicaciones en fetos con retraso de crecimiento precoz. Sin embargo, estos marcadores no están disponibles todavía en todos los centros ya que su importancia para evaluar el desarrollo fetal es un descubrimiento bastante reciente.

Para que todos los centros puedan tener una forma de calcular y predecir el riesgo, independientemente de sus capacidades técnicas, los investigadores consideraron esencial desarrollar una segunda opción sin la necesidad de conocer los niveles de los factores placentarios sFlt-1/PlGF. Esta alternativa tiene en cuenta solo los datos ecográficos y las características propias de la madre y permite hacer un cálculo similar del riesgo. “Aunque la mejor opción es utilizar los factores de la placenta, esta segunda variante permitirá a todos los centros dar información sobre posibles complicaciones, ya que se basa en datos que se recogen rutinariamente”, concluye el Dr. Mendoza.

La calculadora validada en este estudio se está utilizando ya en la Unidad de Medicina Fetal del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Vall d’Hebron delante de un diagnóstico de retraso de crecimiento precoz. Para conseguir que en el futuro se pueda aplicar a todos los centros, se encuentra también online accesible para todo el mundo.

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