Cada año se diagnostican en España más de 25.000 nuevos casos de cáncer de mama y fallecen más de 6.000 mujeres, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud. A pesar de su incidencia y mortalidad, si se detecta a tiempo, este cáncer es curable en cerca del 90% por ciento de los casos. Con motivo del Día de Sensibilización del Cáncer de Mama, el oncólogo quirúrgico Jacobo Cabañas explica en qué casos se recomienda la mastectomía preventiva y cuál es el verdadero alcance de las mamografías para la prevención de estos tumores.

Jacobo Cabañas, de la Sociedad Española de Oncología Quirúrgica (SEOQ).

¿En qué casos se recomienda la mastectomía preventiva, como la que Angelina Jolie se hizo en 2013?

Existen dos grupos de riesgo. El primero es el que sufre una mutación en los genes BRCA 1 o BRCA 2 (por las siglas de Breast Cancer, cáncer de mama en inglés). La mayor parte de estas mutaciones añaden un riesgo de padecer la enfermedad a lo largo de la vida de entre un 45% y un 90%. En estos casos, parece razonable plantearse esta estrategia, aunque no es el único camino posible. Un tratamiento con quimioterapia y revisiones puede resultar efectivo, pero la mastectomía preventiva esta es la única que protege antes de desarrollar el cáncer, con el claro inconveniente de que hay que extirpar las mamas.

¿Y el otro grupo de riesgo cuál es?

El segundo grupo es el de las pacientes con un historial familiar de riesgo que lo justifique, aunque no exista mutación genética. Por ejemplo, una mujer cuya madre y sus dos hermanas hayan sufrido un cáncer de mama y no se encuentre ninguna mutación en las pruebas genéticas. Esta paciente probablemente tenga un riesgo elevado, pero si no coincide con ninguna de las mutaciones no se puede diagnosticar. En casos en los que la historia familiar es tan contundente también se puede plantear esta estrategia de prevención.

¿Esta intervención reduce totalmente el riesgo?

En medicina el 0% de riesgo no existe. Es inevitable que puedan quedar pequeños grupos celulares pegados a la piel o en la grasa subcutánea, pero lo disminuye considerablemente, a un 2% o 3%.

¿El factor hereditario entonces es determinante?

El cáncer es una enfermedad multifactorial. Por lo que sabemos de genética a día de hoy, se calcula que no más de un 10% del cáncer de mama tiene componente hereditario, por lo que solo una cantidad muy pequeña de las afectadas puede beneficiarse de esta estrategia.

¿Cuál es el procedimiento que se sigue con pacientes que tienen casos de cáncer de mama en su familia?

Lo que hay que hacer es valorar si existe verdadero riesgo genético. Los criterios que cuentan son variados: el número de casos en la familia, la edad en la que han ocurrido y si la paciente tiene algún otro tumor como, por ejemplo, cáncer de ovarios –hay algunas mutaciones que se asocian a la aparición de ambos cánceres–. En casos de que cumpla con los criterios, se deriva el caso a expertos en genética o en oncología dedicada a cáncer familiar, que plantearán el estudio de mutaciones.

¿Ha habido un aumento de la demanda de estudios genéticos con el 'efecto Angelina'?

Ha habido un aumento de la demanda, aunque un aumento prácticamente insignificante de intervenciones. Debido a los medios de comunicación, ahora la gente lo tiene más en cuenta. Durante este año 2014, en el Ramón y Cajal se han realizado 215 solicitudes de estudio genético del gen BRCA frente a las 160 realizadas en 2013. Esto no significa que haya más casos, sino que esta realidad se ha puesto sobre la mesa espués de la mastectomía de Angelina Jolie.

¿Cree que los medios han creado alarma o la información es positiva?

En algunos casos, los medios de comunicación crean una alarma innecesaria, como sucedió con la gripe A, y en otros, simplemente sale a la luz información desconocida. Este caso ha puesto sobre la mesa la posibilidad de extirpar las mamas preventivamente por una enfermedad genética. Esto provoca, por ejemplo, que las afectadas pregunten sobre qué debe hacer su familia frente a su diagnóstico, o que a los médicos de familia y los ginecólogos se les encienda más veces la bombillita ante pacientes que podrían ser candidatas a un estudio genético.

¿Cuál es el mensaje que se les debe transmitir a las mujeres?

La mastectomía preventiva es una posibilidad, pero no beneficia a la mayoría de la población, por lo que plantearla de forma sistemática es un error. Un mensaje es que se debe tener la mejor información sobre las enfermedades padecidas por familiares, que a veces pueden ser hereditarias. Tener la mayor cantidad de datos ayuda a proporcionar el mejor tratamiento posible.

Existe una polémica sobre si las mamografías son útiles o no para reducir la mortalidad por cáncer de mama. ¿Usted qué opina?

Es un problema con dos vertientes: coste y sobretratamiento. Para llegar a la situación actual, han pasado muchos años en los sistemas de salud han tenido que convencer a las mujeres de que se hagan mamografías. Ahora nos encontramos con estudios a largo plazo que dicen que el beneficio no es tanto como se esperaba. Los servicios sanitarios hacen un gasto económico importante y, por otra parte, hay mujeres sanas a las que se les detectan lesiones y se les hace pasar por pruebas médicas para después darse cuenta de que no hacía falta. Es un problema para la paciente, a la que asustan y hacen pasar por biopsias y tratamientos innecesarios. Ahí es donde está la polémica, y creo que va a tardar tiempo en resolverse porque no es fácil de medir.

¿Qué supondría que se suprimieran las mamografías?

El problema sería que no detectaríamos problemas en una fase precoz. Esto tiene dos vertientes: la macroeconómica, que solo cuenta si la mortalidad por cáncer de mama sube o baja, y una vertiente individual, relacionada con que la paciente, después de una detección precoz, prefiera una pequeña cirugía en la mama y evitar la quimioterapia. En este caso, el ahorro de sufrimiento de la paciente es muy importante y, por desgracia, no está medido.

Es decir, que lo único que cuenta no es la mortalidad...

La pregunta es: ¿si la mortalidad no desciende gracias a las mamografías, eso es lo único que importa? Pues no. Porque, pese a que la mortalidad sea la misma, con la detección precoz se ahorra en quimioterapia, radioterapia y cirugía reconstructiva, que, por una parte, cuestan dinero y, por otra, provocan sufrimiento a la paciente. Y eso es imposible de valorar en euros.

¿Cómo afectan los recortes en sanidad?

Cuanto menos dinero se invierta en sanidad, peores resultados se obtienen en salud. Si una enferma antes tardaba quince días en hacerse una resonancia de cara a hacerse una cirugía y ahora tarda un mes, muy probablemente su diagnóstico no varíe, pero el sufrimiento de la paciente puede derivar en una depresión. Si solo tenemos en cuenta la supervivencia pura, puede que estos recortes no tengan trascendencia, pero sí lo tiene el sufrimiento de los pacientes y las personas de su entorno, aunque no se puedan medir económicamente.

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