La principal estrategia para contener el coronavirus COVID-19 es evitar que se transmita de unas personas a otras. Para conseguirlo hay dos elementos clave. Por una parte, está la responsabilidad de cada persona en el seguimiento de las medidas de distanciamiento social y uso de mascarilla. Por otra, está la capacidad de cada sistema sanitario para detectar rápidamente a los infectados y aislarlos.

Detección estándar: frotis nasofaríngeo, extracción de ARN y PCR

Hasta el momento, la mejor herramienta para detectar la presencia del virus en una persona es tomar una muestra nasofaríngea y realizar una PCR, técnica ampliamente conocida y establecida, que amplifica el material hereditario del virus de forma específica hasta hacerlo detectable con instrumentos diseñados a tal efecto.

La toma de muestra para realizar el análisis es un paso esencial, y por eso se recomienda realizar un frotis nasofaríngeo que implica introducir un hisopo en la parte superior de la garganta. De esta forma, se recoge material potencialmente infectado con el virus. Posteriormente, se realiza la extracción de material hereditario del virus (ARN) y su amplificación y detección.

Este sistema tiene algunas limitaciones, ya que se necesita personal entrenado para realizar el frotis y material adecuado (hisopos), además de diferentes reactivos cuya alta demanda puede causar problemas de disponibilidad.

Muestras de saliva como posible opción alternativa

Para solucionar algunos de estos problemas, investigadores de la Universidad de Yale han desarrollado SalivaDirect, un protocolo que utiliza saliva en lugar de muestras de frotis y elimina el paso de extracción de ARN. El equipo presenta datos de la viabilidad de utilizar saliva en una carta publicada en el New England of Journal Medicine, donde muestran los datos obtenidos en 495 trabajadores de la salud asintomáticos, en los cuales se comparó el rendimiento de los dos tipos de muestras, utilizando el método habitual de extracción de ARN y PCR.

Por otra parte, los investigadores han publicado el desarrollo de SalivaDirect en un preprint (artículo todavía no revisado por especialistas) publicado en medRxv. El equipo destaca en su página web que no se trata de un kit sino de un protocolo, que, aunque simplifica los que se utilizan de forma estándar, requiere de laboratorios preparados para poder utilizarse en un entorno clínico y diagnóstico.

Una ventaja adicional de SalivaDirect es que al ser un protocolo, es decir, un conjunto de instrucciones, se ha validado con diferentes reactivos y aparatos, por lo que es bastante flexible a la disponibilidad de material e instrumentación de cada laboratorio. El objetivo de sus desarrolladores es poder proporcionarlo de forma libre a laboratorios interesados para que puedan implementarlo según sus características. Dichos laboratorios deberán presentar una solicitud para recibir el protocolo y una vez confirmado que reúnen ciertos requisitos obtendrán una autorización de uso.

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Alimentos (FDA) de EE.UU. aprobó por vía urgente la utilización de SalivaDirect como método para detectar SARS-CoV-2 el pasado 15 de agosto. Esta aceptación fue emitida de nuevo el día 28.

El equipo de Yale no es el único que ha desarrollado estrategias basadas en el análisis de saliva. La FDA ha aprobado recientemente el test comercial denominado DxTerity SARS-CoV-2 RT PCR CE Test, que también utiliza este tipo de muestra. Otro ejemplo es el del equipo de Jordi Vila, del Hospital Clínico de La Universidad de Barcelona que ha diseñado un método de análisis de saliva que, al igual que SalivaDirect, no necesita extracción de ARN. Los resultados del equipo están disponibles también en formato preprint, a la espera de publicarse en una revista que incluya revisión por pares.

Diferentes pruebas de detección según el objetivo o ámbito

Las pruebas basadas en saliva presentan múltiples ventajas, entre las que destaca la facilidad para tomar la muestra (similar a la de cualquier test genético directo al consumidor), que evita el riesgo que supone tomar un frotis nasofaríngeo para el personal sanitario. Aquellas que no requieren paso de extracción de ARN, reducen además la cantidad de trabajo y reactivos a utilizar, lo que permitiría realizar más pruebas a menor coste económico. La desventaja, de momento, es que son menos precisas que las pruebas de PCR estándar para detectar SARS-CoV-2. Esto quiere decir que, aunque en determinados contextos como operaciones masivas de detección, las nuevas pruebas en muestras de saliva podrían resultar un método rápido y sencillo a considerar, en otras situaciones como el ámbito hospitalario, seguirían haciéndose las pruebas tradicionales. “Ante un caso de sospecha clara o en el hospital necesitamos un diagnóstico lo más fiable posible, por lo que se seguiría usando la PCR en frotis nasofaríngeo”, explicaba Jordi Vila a la agencia SINC, “pero las muestras de saliva nos permitirían llegar a más gente y más veces”.

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