Autismo: ¿un desorden inmunológico?

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se inicia durante la niñez y se incluye dentro del denominado trastorno del espectro autista (TEA). Se caracteriza por problemas de interacción social, de comunicación, así como un comportamiento, actividades e intereses restringidos y repetitivos.

Es una patología compleja cuya incidencia aumenta continuamente y se ha comprobado que afecta más a niños que a niñas (1 niña por cada 4 niños). Se desconocen sus causas precisas aunque podría desencadenarse por la combinación de diversos factores genéticos y ambientales.

Autismo y sistema inmunitario

Existe una estrecha relación entre el sistema inmunitario y el sistema nervioso, de tal manera que disfunciones inmunitarias en etapas críticas del neurodesarrollo podrían favorecer la aparición del TEA.

Así pues, varias investigaciones apuntan que la activación del sistema inmune materno como consecuencia de procesos infecciosos o alérgicos, especialmente durante el primer y segundo trimestre del embarazo, se asocia con un mayor riesgo de sufrir este trastorno.

De hecho, en personas con autismo se observan niveles elevados de citoquinas proinflamatorias en el cerebro así como una activación excesiva de un tipo de células inmunes que residen ahí, llamadas microglías. Además se ha descrito la presencia de anticuerpos dirigidos contra proteínas del cerebro en niños con en este trastorno y sus madres. Todos estos mecanismos podrían interferir con el desarrollo normal del cerebro y alterar sus funciones, contribuyendo al desarrollo del TEA y los síntomas asociados.

Autismo y otras posibles causas

Aparte de alteraciones inmunitarias, otras disfunciones se han relacionado con el autismo, entre ellas la inflamación intestinal y el aumento de la permeabilidad intestinal, o problemas enzimáticos que imposibilitan la degradación completa de diversas moléculas en el intestino. Estos procesos favorecen el paso de moléculas no digeridas, como las derivadas del gluten o de la caseína, en el torrente sanguíneo, alterando el funcionamiento normal del cerebro. Además hay indicios de que disfunciones mitocondriales podrían influir negativamente en el TEA.

Medidas terapéuticas

Actualmente no existe una cura para esta enfermedad. No obstante, tratamientos enfocados a corregir las diferentes disfunciones observadas en el autismo son de gran ayuda para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La toma de probióticos o suprimir el gluten y/o la caseína de la dieta pueden contribuir al buen funcionamiento del sistema digestivo. Además tratamientos como la microinmunoterapia pueden ayudar en la regulación inmunitaria y optimización de las funciones mitocondriales. En cualquier caso, el tratamiento se tiene que adaptar a las necesidades de cada paciente.

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