JPA/DICYT

El proyecto europeo que lidera Eva María Martín del Valle, investigadora del Departamento de Ingeniería Química y Textil de la Universidad de Salamanca, para la administración de fármacos contra el cáncer de pulmón a través de micro y nanopartículas está cosechando importantes resultados, al probar su efectividad tanto in vitro como in vivo en animales de experimentación.

La científica ha explicado el estudio en la ponencia ‘Aplicaciones de Ingeniería Química en Cáncer: tratamiento y diagnóstico’, dentro del programa de seminarios ‘Perspectivas de la Química en la Sociedad’, que organiza la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Salamanca, en colaboración con la Real Sociedad Española de Química.

El proyecto de investigación ha conseguido desarrollar micropartículas y nanopartículas que llevan un localizador en su superficie, una proteína que se comporta como un GPS, porque reconoce un marcador de las células tumorales del cáncer de pulmón y transporta hasta ellas fármacos que se utilizan actualmente en quimioterapia.

Para hacer posible esta iniciativa, el equipo de investigación que lidera Martín del Valle recibió en 2010 una de las prestigiosas becas Starting Grants del Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés) y en 2013 una nueva financiación Proof of Concept (en inglés, prueba de concepto) para seguir desarrollando la idea. El proyecto, que finaliza este año, es multidisciplinar y se está llevando a cabo en colaboración con el Hospital Clínico Universitario de Salamanca, el Instituto de Nanociencia de Aragón y otros científicos de Australia y Estados Unidos.

“Hemos realizado ensayos in vitro y los hemos validado en ratones”, ha comentado la investigadora a DiCYT antes de la ponencia. Detrás de estos resultados hay un largo trabajo que “pone de manifiesto la capacidad de la ingeniería química para resolver problemas que conciernen a la biología y a la medicina”.

Los científicos han tenido que generar la tecnología necesaria para generar partículas de forma controlada y con diferentes tamaños. Después “modificamos su superficie para colocar ese GPS que reconoce una proteína de membrana que sobreexpresan las células tumorales”, de manera que identifica de forma selectiva las células tumorales, diferenciándolas de las sanas. En su interior se alojan los fármacos correspondientes. Además, los investigadores han tenido que desarrollar modelos matemáticos para predecir cómo se moverán las micro y nanopartículas dentro del organismo y qué cantidad de fármaco van a liberar en diferentes circunstancias.

En las pruebas realizadas con ratones, se han aplicado directamente en el lugar del tumor, pero “en futuras etapas diseñaremos un aerosol para que la vía de administración sea a través de la inhalación”, comenta la experta. Lo importante es llegar a los alveolos pulmonares, que es donde se concentran este tipo de tumores.

Minimizar la toxicidad

“La principal ventaja de utilizar estos vehículos es que minimizas la cantidad de fármaco que tienes que emplear”, destaca Eva Martín del Valle. “Cuando se administran medicamentos hay que metabolizarlos y eso supone un trabajo para los riñones o el hígado, pero si llegan específicamente donde quieres, la toxicidad es mucho menor”, agrega.

El éxito del proyecto ha hecho que en algunos aspectos haya avanzado más de lo previsto inicialmente, por ejemplo, en la creación de partículas con nuevos materiales. “Las nanopartículas se realizan con polímeros de origen natural que se extraen de algas y se emplean habitualmente en alimentación, así que son biocompatibles e inocuas”, apunta.

Trasladar el método al cáncer de mama

Además, los científicos planean extender este método a la lucha contra otros tipos de tumores, de manera que están empezando a colaborar con el Centro de Investigación del Cáncer para analizar la posibilidad de extrapolarlo a cáncer de mama.

Tras la finalización del proyecto, el objetivo es solicitar nuevas convocatorias para seguir avanzando en esta línea de investigación. “El próximo paso, tras los ensayos en ratones, sería probar con animales más grandes, pero se trata de ensayos muy caros y es necesario que una compañía farmacéutica se interese por ellos”, indica la científica. No obstante, la posibilidad de realizar ensayos clínicos aún es lejana.

Imagen: Nanopartícula con las proteínas localizadoras de las células tumorales. Imagen: Eva M. del Valle.

Fuente: Universidad de Salamanca

http://saladeprensa.usal.es/webusal/node/57193
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