Por Mar Galtés / La Vanguardia

Bioibérica es una poco conocida empresa catalana especializada en identificar y aislar compuestos de alto valor terapéutico en tejidos animales y convertirlos en aplicaciones comerciales para salud humana, para veterinaria y agricultura. Por ejemplo, Bioibérica produce el 20% del anticoagulante heparina que se utiliza en el mundo: la obtiene de la mucosa intestinal del cerdo y la vende a través de las multinacionales farmacéuticas. También se ha especializado en articulaciones: produce Condroitín Sulfato, un producto indicado para la artrosis que se obtiene de los cartílagos de la tráquea bovina. Y utiliza crestas de gallo como fuente de ácido hialurónico.

Bioibérica, creada en 1975, tiene su planta principal en Palafolls y presencia en Olèrdola, La Puebla de Montalbán, y en Estados Unidos, Brasil, Polonia e Italia. Desde el 2012 está participada por la alemana Saria Industries, además de por inversores locales. En el 2014 facturó 250 millones de euros. Esto significa que ha triplicado ventas en diez años, gracias a su enfoque en la artrosis, explica el consejero delegado, Josep Escaich. Y ahora la empresa se ha propuesto dar otro salto de gigante: "Pensamos en cómo usar nuestras fortalezas -extraer y aislar biomoléculas- en otros tejidos animales: cerebro, pulmón y páncreas porcino, y leche y suero de leche bovina. Tenemos en marcha unos 70 proyectos de investigación, 15 son estratégicos. Estamos en fase exploradora, encontrando cosas muy prometedoras".

Uno de estos nuevos componentes que han aislado, y el prioritario ahora, es un compuesto del cerebro del cerdo que en los sietes estudios preclínicos realizados han demostrado "resultados espectaculares contra el alzheimer", asegura Escaich. "Nuestra aproximación de cerebro a cerebro no la hace nadie, pero es lo mismo que hacemos con el Condroitín, de articulación a articulación. Crecer desde lo que sabemos hacer nos da seguridad de que la probabilidad de éxito será elevada".

Bioibérica empezará a finales de este año tres ensayos clínicos con humanos (pacientes afectados de alzheimer), dos en Europa y uno en Estados Unidos. Bioibérica se ha propuesto abordar este desarrollo desde un punto de vista nutricional. "Un medical food, producto médico con receta, pero en formato alimentario, que pueda salir al mercado con todos los requisitos de seguridad en el 2017". La empresa ha iniciado los trámites para construir una nueva planta en Palafolls, en la que invertirá tres millones de euros.

Escaich no quiere cuantificar la inversión destinada a investigación: "Nos basamos en relaciones de colaboración con instituciones punteras en todo el mundo: Instituto Ronzoni (Milán), para heparina, la Universidad de Montreal, National Institutes of Health, la Universidad de Clemson y el hospital del Mar, en artrosis...". Si los resultados clínicos se confirman, Bioibérica necesitará alianzas con grandes multinacionales para comercializar los nuevos productos, como ya realiza en la actualidad.

Este 2015 la empresa prevé cerrar con unas ventas de hasta 280 millones de euros. "Es difícil medir el impacto que pueden tener los nuevos proyectos", reconoce Escaich: pero con sólo que la mitad tengan éxito, "podremos pasar de los 400 millones de euros en el 2020".

Fuente: La Vanguardia

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