El cerebro es el órgano que nos define como especie y como individuo, es el más complejo de todos los que conforman el cuerpo humano, el más nuevo desde el punto de vista filogenético, y el más desconocido. “Sabemos más del genoma que de cómo funciona el sistema nervioso –admite Josep Maria Tormos, coordinador científico B·Debate– y este desconocimiento hace que sea difícil saber qué se ha estropeado y cómo arreglarlo”.

Ahora, en una sociedad cada vez más longeva este órgano alcanza todo su protagonismo. “La crisis a la que nos enfrentamos es que envejeceremos con corazones sanos pero sin recordar quiénes somos”, sostiene Álvaro Pascual-Leone, profesor de neurología en la Escuela Médica de Harvard y miembro del comité científico del evento.

La complejidad del cerebro requiere de un abordaje multidisciplinar para su estudio adecuado y su comprensión. Así lo han entendido Europa y EEUU, que han reunido los investigadores más avanzados en neurociencia, inteligencia artificial y tecnologías de la información y la comunicación, entorno a dos proyectos estratégicos, The Human Brain Project y BRAIN Initiative, respectivamente, ambos destinados a describir el funcionamiento del cerebro mediante estrategias, metodologías y equipamientos de vanguardia.

Y esta ha sido también la filosofía del debate científico Brain Health. From Genes to Behavior, Improving Our Life, donde algunos de los mejores expertos internacionales en este campo expusieron el resultado de sus investigaciones en B·Debate, una iniciativa de Biocat y Obra Social "la Caixa" coorganizada en este caso con el Institut Guttmann y esponsorizada por Bilat 2.0, un proyecto que promueve la cooperación entre Europa y los Estados Unidos.

Según Josep Maria Tormos, el líder científico del debate, podemos inspirarnos en metodologías de éxito en la investigación biomédica para abordar problemas de gran repercusión sobre la sociedad, donde quizá el caso más ilustrativo es el estudio de los factores de riesgo relacionados con la enfermedad cardiovascular. “La combinación de estudios epidemiológicos descriptivos, incorporando las tecnologías más avanzadas disponibles en cada momento, consiguió identificar factores de riesgo, iniciar campañas de prevención y definir nuevas dianas terapéuticas y nuevos tratamientos. Gracias a ello, en los últimos 60 años, las muertes por accidente cardiovascular disminuyeron, no en un pequeño porcentaje, ni a la mitad, si no a una tercera parte de las mismas”, afirma el coordinador de investigación del Institut Guttmann, el hospital de referencia en Cataluña para el tratamiento y la rehabilitación integral de personas con discapacidad de origen neurológico.

Las principales conclusiones del debate son varias. Tal como sentencia Josep Maria Tormos, “el gran reto biomédico del siglo XXI es que el ser humano sea capaz de mantener un cerebro sano a lo largo de toda la vida”. Los neurocientíficos apuestan por una estrategia que ha funcionado con éxito rotundo en otros campos de la medicina: la prevención. Un cerebro sano y activo tiene más recursos para afrontar el paso de los años y las posibles lesiones o enfermedades que pueda sufrir. Como instrumento esencial para la prevención, los expertos reivindican la creación de un índice objetivo que pueda incorporarse a los chequeos médicos para medir la salud cerebral para cada edad e individuo.

Por otra parte, los avances en el campo de la biomedicina, la neurociencia, la robótica y la informática prometen revolucionar la comprensión de este órgano, aún tan desconocido y aportar nuevas estrategias para mantenerlo sano o recuperar su funcionamiento después de una lesión.

El aforismo mens sana in corpore sano es cierto y lo es de forma bidireccional: determinadas patologías aceleran el deterioro cognitivo y su prevención mejorará la salud cerebro, pero el cerebro también influye en la salud del cuerpo de tal modo que un cerebro sano contribuye a un regulación mas eficaz de nuestros sistemas metabólicos y nos permite estar mas sanos.

La genética juega un papel fundamental en la salud cerebral, y determinados perfiles genéticos nos pueden predisponer o proteger de una determinada enfermedad, pero hay muchas maneras de mantener la salud del sistema nervioso. El ejercicio, el número de años de escolaridad, la dieta, las horas de sueño, la y las relaciones sociales son algunos de los factores implicados.

Hacer deporte tiene un efecto global sobre el cerebro, pero también podemos entrenar las funciones cognitivas utilizando aplicaciones informáticas. De hecho, determinado tipo de videojuegos estimulan habilidades cognitivas específicas, aunque es conveniente utilizarlos durante periodos de tiempo adecuados, sin descuidar el resto de aspectos comentados, como el ejericicio físico o las actividades de socialización.

10 factores a tener en mente

Los 10 factores que según la evidencia científica podrían influir en la salud cerebral son:

  • Una dieta equilibrada
  • Ejercicio físico aeróbico
  • Meditación y otras prácticas mindfulness
  • Relaciones sociales positivas
  • Tipo y número de actividades recreativas
  • Calidad del sueño
  • La actividad laboral (en relación a la demanda de la actividad cognitiva)
  • Años de escolarización
  • Manejo del estrés
  • Entrenamiento cognitivo

En busca de un índice de salud cerebral

Para Pascual-Leone, un cerebro sano es “aquel que tiene la red de conexiones necesarias para disfrutar de una vida plena”. Y esta red, igual que las necesidades a las que responde, cambia a lo largo del tiempo. “No se trata de tener un cerebro joven de 17 años en un cuerpo de 90, si no de tener el mejor cerebro con la mejor salud posible para cada edad”, afirma el neurocientífico.

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Al cerebro también le toca hacer flexiones

Cuanto más sano esté el cerebro mejor afrontará lesiones, enfermedades y el paso de los años. Hoy sabemos que la genética juega un papel fundamental en la salud cerebral. El genetista John Harvey, del Instituto de Neurología de Londres, ha identificado numerosos genes relacionados con síndromes neurológicos como la demencia o la enfermedad de Parkinson.

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Aprendiendo del cerebro inmaduro

“Pese a tener un cerebro pequeño e inmaduro los niños son un unos aprendices prodigiosos”, asegura Ghislaine Dehaene-Lambertz, directora del laboratorio de imagen del desarrollo cerebral (Francia). Para entender el cerebro humano es necesario conocer tanto los engranajes de su funcionamiento como su desarrollo.

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