La Comisión Europea ha asignado recursos específicos a los estados miembros para establecer programas de vigilancia coordinados bajo el enfoque de ‘Una Salud Única’, o lo que es lo mismo, la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. Los agentes patógenos no entienden de fronteras y, por ello, los estados miembros de la Unión Europea y expertos han comenzado elaborando una lista de 10 patógenos priorizados: influenza aviar altamente patógena, influenza porcina, enfermedad del Nilo occidental, encefalitis transmitida por garrapatas, equinococosis, fiebre hemorrágica Crimea-Congo, Hepatitis E, Enfermedad de Lyme, Fiebre Q y Fiebre del Valle del Rift).

En este sentido, el consorcio ENETWILD ha formulado recomendaciones y especificaciones técnicas para la vigilancia coordinada europea con un enfoque de ‘Una Salud Única’, que mejore la detección temprana de estos patógenos zoonóticos. Según Joaquín Vicente, investigador del IREC y coordinador del proyecto ENETWILD, “en la mayoría de estos patógenos, como así ocurre con el resto de las zoonosis -enfermedades transmisibles desde los animales al hombre-, la fauna silvestre está implicada de alguna manera. La reciente pandemia de COVID 19 o el riesgo potencial derivado de la gripe aviar son claros ejemplos”.

Este trabajo ha requerido revisar las piedras angulares de la monitorización integrada de la fauna silvestre (seguimiento sanitario y poblacional), y analizar las características específicas de los principales grupos de fauna silvestre relevantes para la vigilancia sanitaria. Con todo ello, el consorcio ha propuesto recomendaciones para avanzar coordinadamente en la vigilancia de enfermedades zoonóticas en la fauna silvestre en la UE dirigidas a su detección temprana en función del riesgo que presentan los principales grupos de especies silvestres y contextos epidemiológicos.

Según informa el profesor Joaquín Vicente, los objetivos específicos de vigilancia coordinada de zoonosis que amenazan a la Unión Europea se deben basar en la detección precoz de patógenos que están presentes en ella, pero que presentan un riesgo que varía estacionalmente (por ejemplo, la gripe aviar) o bien presentan cambios en su distribución geográfica, propagándose hacia nuevas áreas. En otros casos, añade, es fundamental la detección temprana de eventos epidémicos, es decir, patógenos conocidos que son endémicos con una incidencia baja (o constante) en la UE, pero ocasionalmente evolucionan hacia elevadas incidencias, e incluso brotes en humanos. Finalmente, los investigadores consideran la introducción de patógenos que no están presentes dentro de las fronteras de la UE, en cuyo caso la vigilancia debe centrarse en períodos, áreas o poblaciones en riesgo predeterminadas. En todos los casos, la fauna silvestre puede jugar un papel determinante, y una detección precoz supone tener muchas más posibilidades de controlar su diseminación entre las poblaciones silvestres y el subsecuente salto a los animales domésticos y seres humanos.

Joaquín Vicente advierte de que la vigilancia sanitaria de las zoonosis ha de basarse en el conocimiento previo del riesgo, para así ser eficaz y detectar tempranamente a los patógenos. En este sentido, explica, los principales factores de riesgo relacionados con la fauna silvestre son, en primer lugar, de tipo ecológicos y antropológicos. La rápida intensificación de la agricultura, el cambio socioeconómico y la fragmentación del medio natural tienen un profundo impacto en la epidemiología de las enfermedades infecciosas zoonóticas y las diversas formas en que interaccionamos con la fauna silvestre y los animales domésticos (y entre ellos).

Por otro lado, añade, existen poblaciones en riesgo, como en las fronteras exteriores de Europa o sobre las rutas migratorias de la fauna silvestre, en ecosistemas/hábitats específicos y en interfaces específicas (urbanas/periurbanas, zonas agrícolas/ganaderas/áreas protegidas/recreativas). La fauna silvestre también se comercializada y las especies exóticas deben considerarse poblaciones de riesgo por definición, por ello, considera, “es necesario mapear y clasificar las áreas de riesgo en la UE, para lo cual se debe invertir en el desarrollo de modelos predictivos de hospedadores y patógenos, y así orientar geográficamente los esfuerzos de detección, tarea que viene desarrollando ENETWILD”.

“Es necesario que los diferentes sectores (salud humana, animal y ambiental) coordinen su contribución en las diferentes fases de la vigilancia sanitaria de las zoonosis para no superponer esfuerzos, y contribuir en función de sus capacidades y medios. La salud ya no es exclusiva de un determinado compartimento”, asegura.

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