La Dra. Koyanagi trabaja en la interpretación de datos, esto le permite investigar y contribuir en muchas áreas del conocimiento médico y social.

¿Cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar a ser reconocida como ICREA?

Mi carrera como investigadora empezó en 2003 cuando cursaba el Máster en Medicina Tropical en Inglaterra. Fue entonces cuando realicé un proyecto en Ecuador, donde inicié mi primer contacto con la investigación en epidemiología. Más tarde, me trasladé a Estados Unidos para realizar mi doctorado en la Universidad Johns Hopkins. De vuelta a Japón estuve trabajando como profesora en la Universidad de Tokio, hasta que en 2014 vine a España gracias a una beca Miguel Servet.

En estos últimos 4 años he estado investigando aquí, en Cataluña, donde he publicado muchos artículos relacionados con la epidemiología y los factores de riesgo en distintas enfermedades. Así fue como me plantee la posibilidad de presentar mi candidatura al ICREA, ya que cumplía con los requisitos.

Vi la oportunidad, aposté y lo conseguí.

¿Nos puedes contar algunos de los requisitos que pidieron?

Entre ellos, me pidieron que entregara un documento donde explicase mi investigación en el pasado y mis ambiciones a futuro. También tuve que presentar 4 cartas de recomendación y mi currículum.

Aparentemente me pareció sencillo, pero me consta que el proceso de evaluación de los candidatos es muy exhaustivo y riguroso.

¿En qué consiste ser reconocida como ICREA?

Es un reconocimiento indefinido, me permite investigar hasta los 70 años, siempre que sea en un centro ubicado en Cataluña. Aun así puedo realizar estancias de máximo 5 años en el extranjero. Quizás los aproveche para volver a mis origines: dedicarme a la clínica en Japón. Pero por el momento, empecé el 5 de marzo, y aún no he decidido qué haré, posiblemente pueda empezar algo nuevo, aunque siempre en línea con mi investigación y de todo lo publicado durante los últimos años.

¿Has podido conocer a otros investigadores ICREA?

No por el momento, pero me consta en los próximos meses van a realizarse encuentros, reuniones y ahí si podré conocer a otros miembros. En estas reuniones tendré la oportunidad de conocer a otros investigadores y establecer sinergias si tenemos interés en común.

¿Qué te llevó a querer venir a España y por qué no elegiste otro país europeo?

Estuve en Japón durante 5 años antes de venir a España, en esos momentos buscaba una sociedad más abierta con un ambiente más distendido. Vine para 2 años y ya llevo 5. Además el idioma no era un problema para mí, ya que domino el español porque mi marido es peruano. Aun así, mi vida es dura en el sentido de que no descanso, el mundo de la investigación es muy competitivo en general. Pero aquí trabajar en investigación es mejor que hacerlo en Japón o Estados Unidos, ya que existe menos presión y siento que puedo dedicarme a ello a un ritmo intenso pero sin recibir tanta presión externa. Principalmente, la presión es la que ejerzo sobre mi misma ya que me gusta mantener un ritmo de trabajo muy elevado. He publicado mucho, creo que soy una de las mujeres investigadoras que más publica actualmente, y eso requiere de un trabajo previo y mucho esfuerzo continuo.

¿Hay algo que te quede por hacer?

Me gustaría aprender más sobre el campo de la estadística y la bioestadística, ya que es una ciencia muy compleja. Hace unos años tuve la oportunidad de conocer el profesor Lawrence Moulton de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), uno de los mejores bioestadísticos que he encontrado hasta la fecha, y me hubiera gustado trabajar y aprender más de él.

Otra cosa que me gustaría es poder tener un acceso más fácil a datos de distintos países que me ayudasen a profundizar más en mi investigación. Por ejemplo, en 2016 estuve trabajando en Dinamarca con bases de datos del país, pero al volver a España perdí el acceso a la información, sólo está disponible si trabajas desde el país. Así que mi proyecto terminó allí.

¿Qué es lo que recuerdas con más emoción de tu carrera?

Fue cuando conseguí ser primera autora de un artículo publicado en Lancet en 2013. Para mí fue una gran alegría y una de las razones por las que decidí salir de Japón, dejar la clínica y volver a la investigación. En ese momento estaba trabajando como psiquiatra en Japón y pensé que siempre podía continuar haciendo eso, pero en ese instante encontré más interesante entender "qué hay más en el mundo" y volver a la investigación.

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