Este año 2017 es especialmente importante para los pacientes y familiares que conviven día a día con la enfermedad de Parkinson (EP), y para los profesionales que trabajamos día a día para hacerle frente por dos motivos. Por un lado, se celebra el 200 aniversario del primer informe a cargo del británico Dr. James Parkinson en que explicaba exhaustivamente la enfermedad que luego llevaría su nombre. Por el otro, se cumplen 50 años del descubrimiento de la Levodopa, el precursor metabólico de la dopamina, que sigue siendo actualmente el medicamento más eficaz de que disponen los neurólogos para el tratamiento del Parkinson, a pesar de los efectos secundarios que provoca.

Hoy se celebra el Dia Mundial del Parkinson, la segunda patología neurodegenerativa más frecuente - sólo superada por el Alzheimer - que afecta al sistema nervioso central de forma crónica e invalidante. En concreto, se produce por la muerte, entre otras, de las neuronas dopaminérgicas que son las encargadas de producir dopamina, un neurotransmisor muy importante para la función motora. A pesar de los enormes progresos que se han hecho en los últimos años para entender y manejar clínicamente la enfermedad, las causas y los mecanismos implicados en la neurodegeneración siguen siendo desconocidos.

El origen de la enfermedad es genético sólo en el 5% y el 10% de los afectados; en el resto de los casos, el inicio se desconoce y se termina atribuyendo a combinaciones genéticas y factores medioambientales. Se asocia a la gente mayor ya que el 70% de los afectados tienen más de 65 años. Estas incógnitas entorno al origen de la EP impiden el desarrollo de tratamientos capaces de curar la enfermedad, aunque existen terapias y tratamientos dirigidos a atenuar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que sufren esta enfermedad.

La investigación en Parkinson en el VHIR: causas y mecanismos implicados en la degeneración neuronal

Para determinar cuáles son las causas y los mecanismos implicados en la degeneración neuronal en la Enfermedad de Parkinson, el laboratorio de Enfermedades Neurodegenerativas dirigido por el Dr. Miquel Vila utiliza modelos experimentales in vitro e in vivo, con el fin de identificar nuevas dianas para una potencial intervención terapéutica, desarrollar nuevas estrategias terapéuticas con potencial modificador de la enfermedad e identificar vías molecular comunes a otras enfermedades neurodegenerativas, explica Ariadna Laguna, MINECO Young Investigator del Grupo de Investigación en Enfermedades Neurodegenerativas de Vall d'Hebron Institut de Recerca.

"En concreto, las líneas de investigación actuales del grupo se centran en las vías relacionadas con la respuesta inmune adaptativa, la función mitocondrial, la función autofágica y la degradación de proteínas, con especial énfasis en la proteína alpha-sinucleína", detalla la investigadora.

La investigación en Parkinson en el VHIR: biomarcadores para la detección precoz

Las manifestaciones clínicas más comunes de la EP son las dificultades para caminar y para realizar movimientos voluntarios, pero esta patología es mucho más que eso. Un paciente con EP puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del inicio de los síntomas motores, otros síntomas no relacionados con la función motora que incluyen pérdida de olfato, trastornos del sueño, estreñimiento, alteraciones urinarias, disfunción sexual, depresión, problemas de memoria, etc. Es muy importante detectar la enfermedad a tiempo, porque existe un periodo inicial en el que la respuesta al tratamiento farmacológico, tanto para el control de los síntomas motores como para los no motores, es buena y permite mejorar la calidad de vida de los pacientes durante varios años y, por tanto, modificar el curso de la enfermedad. Además, la EP no afecta a todas las personas de la misma manera ni todos los pacientes responden de la misma manera al tratamiento, evidenciando la necesidad de desarrollar un tratamiento y una atención personalizada para cada paciente.

"En este sentido, el laboratorio de Enfermedades Neurodegenerativas también utiliza muestras derivadas de pacientes con EP, tanto muestras biológicas (sangre, líquido cefalorraquídeo, orina, heces, etc) como muestras de tejido post-mortem, con el fin de identificar biomarcadores para el diagnóstico, la detección precoz y la estratificación de los pacientes; identificar biomarcadores para el seguimiento de la progresión de la enfermedad y de la respuesta al tratamiento. Estas herramientas permitirán en un futuro próximo proporcionar esta atención personalizada tan necesaria", explica la investigadora.

"Esperamos que nuestros esfuerzos y el de miles de investigadores a nivel mundial, junto con la fuerza de los pacientes y sus familiares, y con la ayuda de una sociedad comprometida, nos permitan combatir con éxito esta grave enfermedad", afirma Ariadna Laguna.

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