Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la universidad de Ginebra han estudiado la presencia de elementos químicos relacionados con las nuevas tecnologías en hielos, turba, musgos, sedimentos y aguas. En la investigación, que aparece publicada en Chemosphere, se aportan pruebas que sugieren que la presencia de elementos como el germanio, galio o tántalo en los ecosistemas se debe, fundamentalmente, a su liberación en la combustión de carbón y la producción de metales convencionales, no a su uso en nuevas tecnologías.

"A pesar de que los datos son escasos y que no se deba descartar un aumento en el futuro, actualmente no existe un problema global de dispersión y contaminación producida por estos elementos, frente a lo que ocurre con elementos como el plomo o el mercurio", explica el investigador del MNCN Juan Carlos Rodríguez Murillo. Han comprobado, a partir de datos de la literatura científica y algunos inéditos, que hay posibles casos de contaminación puntuales en vertederos o plantas de reciclaje de material electrónico pero de momento, y esto puede cambiar en un futuro cercano, el desarrollo de nuevas tecnologías no está afectando a su presencia globalmente.

Desde la Prehistoria, el ser humano ha explotado los elementos químicos presentes en la naturaleza que han servido para el desarrollo de sus civilizaciones. En los últimos años, con el desarrollo de las tecnologías de la información o la producción de energías renovables, se han pasado a explotar prácticamente todos los elementos de la tabla periódica y los elementos tecnológicamente críticos (TCE por sus siglas en inglés) son imprescindibles en nuestra civilización. Para este estudio, los científicos han trabajado con elementos exóticos como el germanio, galio, indio, telurio, niobio y tántalo.

"El uso que le damos a los elementos químicos ha provocado su dispersión por todo el planeta, de manera que elementos tóxicos como el mercurio, el plomo o el cadmio, se pueden encontrar incluso en áreas como el Ártico, los fondos marinos o las cadenas montañosas más remotas, donde la influencia humana no es directa", aclara Montserrat Filella, investigadora de la Universidad de Ginebra. "Lo que queríamos saber era si el uso creciente de estos elementos en las nuevas tecnología está suponiendo un aumento de su presencia en el medio ambiente", termina.

Filella M, Rodríguez-Murillo JC. (2017) Less-studied TCE: are their environmental concentrations increasing due to their use in new technologies? Chemosphere. DOI: 10.1016/j.chemosphere.2017.05.024.

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