El pasado lunes el Hospital Clínic de Barcelona organizó un simposio en el que especialistas de reconocido prestigio expusieron los últimos avances obtenidos con un novedoso tipo de inmunoterapia denominada Chimeric Antigen Recetor T-Cell (CART) para el tratamiento de distintos tipos de cáncer y neoplasias hematológicas. En concreto, se abordó el uso de la terapia experimental CART19, que consiste en modificar los linfocitos T del propio paciente para dirigirlos contra las células leucémicas y que ha mostrado resultados esperanzadores en la leucemia linfoblástica aguda (LLA), la leucemia infantil más común.En el simposio, organizado por el Dr. Manel Juan, jefe de la sección de Inmunología Clínica del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic, y patrocinado por Novartis, participaron, entre otros, el Dr. Carl June, investigador pionero en este tipo de inmunoterapia y Director de Investigación Traslacional en el Centro Oncológico Abramson de la Universidad de Pensilvania, y el Dr. Stephan Grupp, del Children’s Hospital de Philadelphia.

La LLA es el tipo de cáncer más frecuente en niños y se caracteriza por una producción excesiva de linfocitos, o glóbulos blancos, inmaduros que se multiplican de forma rápida y desplazan a las células normales de la médula ósea. Aunque la mayoría de los niños logran una remisión completa con quimioterapia o con el trasplante de médula ósea, entre un 10% y un 15% fallecen por resistencia al tratamiento, por su toxicidad o por una recaída. Cuando las opciones de tratamiento se agotan, hacen falta soluciones menos tóxicas y más dirigidas en las que la inmunoterapia puede jugar un papel fundamental.

En este sentido, la terapia CART19, desarrollada por el Dr. Carl June en la Universidad de Pensilvania, es un tipo inmunoterapia adoptiva en la que el paciente se convierte en su propio donante. Así, a los pacientes se les extraen los linfocitos T, las células que coordinan la respuesta inmune contra virus y bacterias, y se modifican para dirigirlos contra las células tumorales y destruirlas expresando un antígeno específico, el CD19, en su superficie (de ahí la denominación de esta terapia CART como CART19). Con estas transfusiones de linfocitos T, se evita el rechazo y se alcanzan altas tasas de respuesta.

Por desgracia, los linfocitos T requieren una coincidencia exacta de los tejidos del donante y el paciente, ya que si no se genera lo que llamamos el rechazo del trasplante. A menos que los pacientes tengan un gemelo idéntico, los enfermos sólo pueden utilizar sus propios linfocitos T, que tienen que ser cultivados en un laboratorio”, afirmó el Dr. June. “Este es el problema que ha estado frenando los avances en este campo durante mucho tiempo. Ahora tenemos la tecnología necesaria para cultivar de manera eficiente 1.000 veces más linfocitos T en una semana que cuando comenzamos a investigar esta terapia. Con estas transfusiones de linfocitos T se evita el rechazo y se alcanzan altas tasas de respuesta”, añadió.

En la actualidad, tanto el Dr. June como su equipo están centrados en el desarrollo de soluciones que mejoren la capacidad del sistema inmunológico natural de los pacientes para reconocer y eliminar células tumorales.

El caso de Emily Whitehead

Los alentadores resultados del trabajo del Dr. Carl June con el tratamiento CART19 quedaron patentes el año 2013 durante la presentación en el Congreso de la Sociedad Americana de Hematología (ASH) del caso de la pequeña Emily Whitehead. En 2010, a esta niña de tan sólo 6 años de edad le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda. Dos años después del diagnóstico y tras varias líneas de quimioterapia, su enfermedad se volvió refractaria, y sus padres contactaron con el Dr. June para probar la terapia CART19. A día de hoy Emily continúa con vida y está libre de cáncer.

El Dr. Grupp, del Children’s Hospital de Philadelphia, afirmó que “el tratamiento CART ha sido revolucionario para los niños con leucemia linfoblástica aguda en recaída o refractaria. El 93% de estos pacientes sin opciones de tratamiento han logrado una remisión completa con esta terapia. Dos tercios de estas remisiones se han mantenido durante 6 meses a 3 años y la mayoría de estos pacientes no han requerido ningún tratamiento adicional”. Además, añadió que “queremos que esta terapia esté disponible para los pacientes con cáncer de células B en todo el mundo dentro de los próximos dos años. El lugar adecuado para esta terapia es después de una recaída, pero esperamos que este tratamiento sea el último tratamiento que los pacientes necesiten, ahorrándoles interminables líneas de quimioterapia de alta dosis que es tóxica y ahorrándoles también la necesidad de un trasplante de médula ósea”.

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