El “Combating Zika and Future Threats Grand Challenge” de USAID ha sido otorgado a un equipo de expertos liderado por Krijn Paaijmans, investigador de ISGlobal, para desarrollar prototipos funcionales de barreras eléctricas contra mosquitos (EMBs) que protegen contra picaduras de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, chikungunya, zika y malaria. Los colaboradores del proyecto incluyen a Elisa Sicuri, de ISGlobal, Elies Molins del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICMAB-CSIC), Andreas Rose de Biogents AG (Alemania) y Horace Cox del Servicio de Control de Vectores, de Guyana.

“En ciencia siempre hay sorpresas”, explica Paaijmans. “Estábamos (ISGlobal, ICMAB y Biogens) trabajando en otro proyecto cuyo objetivo era capturar mosquitos con electrostática (para que los mosquitos se ‘pegaran’ a una red). Pero cuando nuestra posdoctorante Berta Domenech hizo unas pruebas iniciales, nos dimos cuenta que en vez de capturar mosquitos los estábamos repeliendo. Un gran descubrimiento!”

De hecho, resultados preliminares del equipo muestran que los mosquitos que vuelan cerca de una fuente electrónica cambian de patrón de vuelo y se alejan lo más posible cuando la fuente de poder está encendida. Los investigadores usarán este fenómeno para crear una especie de escudo eléctrico que proteja a la gente de las picaduras de mosquito, incluso afuera y durante el día. El principal objetivo del proyecto es desarrollar prototipos de barreras eléctricas (alambres, palos verticales, cajas portables) que impidan que los mosquitos entren en espacios públicos (escuelas, hospitales, lugares de trabajo) o privados (casas, jardines) y que sirvan para mosquitos que se alimentan de día (Aedes) y de noche (Anopheles, Culex). El proyecto también busca desarrollar fuentes de poder adaptadas a necesidades locales (incluyendo unidades solares para países de bajos recursos), abordar cuestiones de seguridad y normativas, probar los prototipos en Guyana en condiciones de terreno, evaluar el coste de aumentar la producción y uso de los EMBs, y contribuir al fortalecimiento de capacidades entomológicas en Guyana.

“El problema con insecticidas y otras herramientas de control vectorial es que acaban generando resistencia en mosquitos”, explica Paaijmans. “Esto nos motivó a buscar soluciones que no solo fueran innovadoras y respetuosas con el medio ambiente, pero también generales y a prueba de evolución”. La ventaja de este sistema es que al usar una frecuencia e intensidad de pulsos eléctricos aleatorias, los mosquitos no pueden aprender y adaptarse al campo eléctrico. “Si funciona, podrían usarse para repeler otros artrópodos vectores de enfermedades como los flebótomos (leishmaniasis), moscas tsetse (enfermedad del sueño) y triatominos (enfermedad de Chagas).”

USAID ha seleccionado veinte otros proyectos que proponen “soluciones innovadoras” para mitigar el impacto del virus del Zika y que van desde el control y vigilancia vectorial, la protección personal y del domicilio, hasta el diagnóstico y la participación comunitaria.

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