La cascarilla de cacao es el principal subproducto del cacao. Se obtiene durante el proceso de tostado y se estima que en total se recogen anualmente alrededor de 700 mil toneladas. Debido a sus compuestos bioactivos de alto valor (ácidos fenólicos y flavonoides), puede utilizarse para la preparación de extractos ricos en fenoles.

Ahora, un trabajo internacional liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) demuestra cómo un extracto de cascarilla de cacao atenúa la resistencia a la insulina y la disfunción mitocondrial, disminuyendo la acumulación de lípidos y la inflamación en cultivos celulares.

Estos resultados, publicados en Molecular Nutrition and Food Research, evidencian el potencial de la cascarilla de cacao como un nuevo ingrediente bioactivo con propiedades beneficiosas, en relación a la prevención de la obesidad y enfermedades asociadas, como son la diabetes y el síndrome metabólico.

“El objetivo del estudio fue comprobar si los compuestos bioactivos en la cascarilla de cacao eran eficaces frente a la reducción de biomarcadores de inflamación. También se pretendía observar si los compuestos fenólicos en el extracto inhibían o reducían el daño a las mitocondrias de los adipocitos y prevenían la resistencia a la insulina”, detalla Miguel Rebollo, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y primer firmante del trabajo.

“Además —agrega el investigador—, cuando se trataron los adipocitos con extractos acuosos de cascarilla de cacao se redujo la acumulación de grasa en las células, y se bloqueó la inflamación, previniendo así el desarrollo de resistencia a la insulina en las células”.

Una vez analizada la cascarilla de cacao, los autores encontraron que contenía altos niveles de tres compuestos fenólicos: ácido protocatéquico, epicatequina y procianidina B2, entre otros compuestos fenólicos. Posteriormente, diseñaron un extracto acuoso para testar los efectos sobre las células grasas (adipocitos) y las células del sistema inmunológico (macrófagos).

Macrófagos y adipocitos

La obesidad implica el almacenamiento de cantidades excesivas de triacilgliceroles asociadas con la producción de adipocinas involucradas en la homeostasis energética y la inflamación. Los macrófagos del tejido adiposo son la principal fuente de citoquinas inflamatorias. La obesidad induce la proliferación y la infiltración en el tejido adiposo, que resulta en la secreción de una variedad de citoquinas y quimiocinas proinflamatorias.

Un estado inflamatorio crónico relacionado con la obesidad conduce a la disfunción mitocondrial y a la resistencia a la insulina, que son los principales responsables a la patogénesis de la diabetes tipo 2, la obesidad y el síndrome metabólico. Por tanto, la inhibición de la interacción inflamatoria entre macrófagos y adipocitos es la mejor vía para reducir las consecuencias de la inflamación en la obesidad.

Cuando los adipocitos acumulan exceso de grasa, promueven el crecimiento y reclutamiento de macrófagos. Esto inicia un círculo vicioso en el que los adipocitos y los macrófagos interactúan, emitiendo toxinas que inflaman el tejido adiposo. Con el tiempo, esta inflamación crónica afecta la capacidad de las células para captar la glucosa, lo que lleva a la resistencia a la insulina y potencialmente a la diabetes tipo 2.

“La cascarilla de cacao podría añadirse a alimentos o bebidas para aumentar su valor nutricional y así ofrecer a los productores de cacao otra fuente potencial de ingresos. Del mismo modo, la utilización del subproducto reduciría la cantidad de residuos ambientales generados”, aseguran los autores.

“Nuestro propósito ahora —agregan— es crear nuevos ingredientes a partir de cascarilla de cacao y así poder revalorizar este subproducto y diseñar productos de valor añadido con propiedades beneficiosas que promuevan la salud. De esta forma, estaríamos dando una solución a dos grandes problemas que existen en la actualidad: aumentar la sostenibilidad de la producción de cacao y prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas”.

El trabajo fue llevado a cabo con fondos de un proyecto de Cooperación Interuniversitaria UAM-Banco Santander con Estados Unidos y realizado entre investigadores de la UAM y la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.


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Referencia bibliográfica:

Rebollo‐Hernanz, M., Zhang, Q., Aguilera, Y., Martín‐Cabrejas, M. A., de Mejia, E. G. “Cocoa shell aqueous phenolic extract preserves mitochondrial function and insulin sensitivity by attenuating inflammation between macrophages and adipocytes in vitro”. Molecular Nutrition and Food Research. https://doi.org/10.1002/mnfr.201801413

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