La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó su informe anual sobre los logros y tendencias en la lucha contra la malaria el pasado 19 de noviembre en Mozambique, uno de los cinco países con mayor carga de la enfermedad. El informe confirma la tendencia observada en los últimos dos años: un repunte en el número de casos a nivel global, y una brecha cada vez mayor entre los países que avanzan y los que se quedan atrás.
Aunque sigue habiendo progreso en ciertas áreas (26 países reportaron menos de 100 casos en 2017, contra 15 en el 2010), lo cierto es que, a nivel global, los grandes logros de los últimos 20 años se han estancado y el mundo aún está lejos de alcanzar las metas fijadas para el 2020. De hecho, todas las regiones a excepción del sureste asiático, han visto un incremento en el número de casos.
De los 11 países que concentran el 70% de casos de malaria, sólo India logró reducir el número de casos con respecto al 2016. En los otros 10 países, todos ellos en África, el número ha ido en aumento.
Con el fin de catalizar la respuesta, la OMS y la organización Roll Back Malaria anunciaron la estrategia “De alta carga a alto impacto” para dar apoyo a los países con mayor carga de la enfermedad (particularmente a Burkina Faso, Camerún, Ghana, India, Mali, Mozambique, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo, Tanzania y Uganda).
“El hecho de que la presentación de la nueva respuesta haya tenido lugar en Mozambique es altamente relevante,” explica Antoni Plasència, director general de ISGlobal, “no solo porque es uno de los cinco países en el mundo con más casos de malaria, sino porque, con la implicación de ISGlobal, el país lleva varios años trabajando para generar evidencia científica sobre diferentes herramientas de eliminación.”
La nueva estrategia enfatiza el rol de liderazgo de los países en dicha respuesta, que se basa en cuatro pilares: aumentar el compromiso político, hacer un uso estratégico de la información, adaptar las estrategias a cada país, e implementar una respuesta coordinada.