Después de prensar y extraer el aceite de orujo, queda una mezcla de huesecillo y la pulpa de la aceituna, humedecida. Este residuo se almacena en la almazara en forma de biomasa pero tiene muchos finos y, por tanto, muchas partículas quedan suspendidas en el aire, que es nocivo para la salud. De ahí la necesidad de transformar dicho residuo, mediante nuevas alternativas energéticas, a un biocombustible más fácilmente manejable y limpio”.

Así explica Juan Félix González, investigador del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Extremadura y coordinador del Grupo de Investigación Aprovechamiento Integral de Residuos Biomásicos. Energías Renovables (GAIRBER) cuál es el objetivo del proyecto de investigación encomendado por la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura.

Las pruebas para estudiar la viabilidad tanto tecnológica como económica que supone transformar este residuo sólido a un gas de síntesis han sido realizadas en la planta de gasificación de la UEx. En esta infraestructura, ubicada en la Escuela de Ingenierías Industriales, el equipo de científicos extremeños ha podido llevar a cabo la valoración energética del residuo en dicha planta y proceder a la modelización del proceso que en una fase posterior será trasferido al contexto industrial.

“La realidad es que a día de hoy la almazara quema este residuo en calderas poco eficientes, lo que provoca muchas emisiones y arrastre de inquemados. Por eso, en la planta piloto lo que hemos hecho ha sido caracterizar los residuos, realizar análisis para conocer las condiciones óptimas de temperatura de degradación de este material y optimizar el proceso para obtener un gas de síntesis de calidad para su transformación a energía térmica y/o eléctrica. Con todo esto, la idea es ahora trasladar estos resultados a la industria para que empiecen a operar en base a los resultados obtenidos” subraya el investigador Juan Félix González.

La puesta a punto de esta nueva tecnología supondrá un beneficio económico. Como recoge el convenio suscrito entre ambas entidades “existen numerosas instalaciones agroindustriales en la Comunidad Autónoma de Extremadura que, para la producción de la energía necesaria en algunos de sus procesos, utilizan combustible de biomasa sólidos, en general, y el hueso de aceituna en particular, cuya combustión genera emisiones y evacuaciones contaminantes gaseosas, que repercuten negativamente en la calidad del aire y por tanto en la salud y el bienestar de las personas”.

“El proyecto de investigación en la combustión de hueso de aceituna y orujillo de aceituna como combustiblse con el objeto de mejorar la calidad ambiental de aire” ha contado con una ayuda económica de 30.000 euros.

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