Las terapias con células madre van cobrando protagonismo para el tratamiento de artrosis de rodilla. Si bien queda mucho camino por recorrer, su potencial ha quedado de manifiesto en el marco del XLV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología, celebrado recientemente en Valencia.

“Es muy difícil resistirse a los encantos de un tratamiento que supuestamente reparará en pocos meses una rodilla inútil y dolorosa”, declaraba el Dr. José De la Mata Llord, director del Instituto de Salud Osteoarticular ARI, en el marco del XLV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología. “Todo esto sin pasar por el quirófano, sin química ni efectos secundarios. Con la fuerza regeneradora de los propios tejidos y tan sólo con una sola inyección. Si esto es así, ¿qué paciente con artrosis de rodilla no se trataría con células madre?”, planteaba.

Sin embargo, quedan aspectos por resolver hasta llegar a un uso generalizado. “No hay respuesta todavía a cuestiones como qué número de células es mejor inyectar o cada cuánto tiempo”, precisaba De la Mata. “Desconocemos con precisión sus verdaderos mecanismos de acción dentro de la articulación. No estamos todavía en condiciones de asegurar si, gracias a ellas, conseguiremos restaurar y regenerar la articulación artrósica dañada (como ocurre en muchos modelos animales)”.

Asimismo, el especialista insiste en que “convendría distinguir entre trasplante de células madre y trasplante de otros tejidos -como tejido adiposo o médula ósea- que, además de muchas otras células y factores, también tienen células madre.»

«De una forma u otra, es seguro que las células madre serán pieza clave en el tratamiento de la artrosis en los años venideros.»

El tratamiento con células madre mesenquimales (MSCs) para tratar la artrosis de rodilla todavía está poco difundido, asegura el experto. Si bien es muy costoso, es previsible que el coste disminuya con el establecimiento de biobancos de células madre mesenquimales.

Resultados sostenidos en el tiempo

El trasplante de células madre más habitual en este entorno es el autólogo, con células del propio paciente. Primero se hace la extracción de una muestra -grasa abdominal, médula ósea, cordón umbilical-, luego se aislan y se multiplican las verdaderas MSCs. Finalmente, se implantan en la rodilla enferma mediante una inyección intraarticular, explica De la Mata. No es un tratamiento rápido, pero ofrece resultados muy sostenidos en el tiempo. Los ensayos “prueba concepto” parecen indicar que se trata de un tratamiento también seguro, sin mayores efectos adversos, precisa.

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