La contaminación ambiental aumenta sustancialmente el riesgo de enfermar y morir. Una revisión de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) señala que los ancianos son aún más vulnerables a los efectos de la contaminación, ya que suelen estar más expuestos a algunos contaminantes, tienen menor capacidad para eliminarlos del organismo y han acumulado contaminantes en el cuerpo a lo largo de la vida.

La fragilidad es un síndrome que se diagnostica por la presencia de al menos tres de estos criterios: pérdida de fuerza, lentitud de la marcha, fatiga, baja actividad física y pérdida no intencional de peso. En personas mayores es un síndrome importante, pues quienes lo padecen tienen un alto riesgo de caídas, discapacidad y dependencia.

En una revisión de la literatura científica, publicada en Current Environmental Health Reports por investigadores del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), se encontraron sólo 10 estudios que evaluaban la relación entre exposición a contaminantes ambientales y desarrollo de limitaciones funcionales o síndrome fragilidad en personas mayores.

La mayoría de los estudios, realizados en algunos casos por los propios investigadores de la UAM, utilizaron datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), la principal encuesta con examen de salud realizada en Estados Unidos.

Estos estudios mostraron que tanto la exposición a tabaquismo pasivo como a metales plomo y cobalto se asociaban con la fragilidad en ancianos. También mostraron que la exposición crónica al plomo y cadmio se asociaba con limitaciones de movilidad (plomo) y menor fuerza (cadmio) en las personas mayores. Así mismo, un estudio observó un mayor riesgo de fragilidad en pacientes hospitalizados por infarto de miocardio expuestos a contaminación atmosférica por partículas pequeñas.

“Esta revisión muestra la escasez de estudios sobre el papel de la contaminación ambiental en la aparición del deterioro funcional asociado a la edad”, afirma Esther García-Esquinas, primer firmante del trabajo.

“Sin embargo, las evidencias disponibles apoyan la hipótesis de que reducir la contaminación ambiental puede disminuir no solo la mortalidad sino también la discapacidad física en las personas mayores. Esto es muy relevante porque la capacidad funcional es la habilidad para hacer aquello que le importa a la gente mayor: cuidar de sí mismo y de sus asuntos, cuidar a los demás y participar activamente en la vida social”, agrega la investigadora.

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Referencia bibliográfica:

García-Esquinas E, Rodríguez-Artalejo F. Environmental pollutants, limitations in physical function and frailty in older adults. Curr Environ Health Rep. Doi: 10.1007/s40572-017-0128-1.

Imagen: Imagen: UAM Gazette

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