La revista científica ‘Clinical Traslacional Oncology’, de reconocido prestigio en el campo de la Oncología, ha publicado un artículo de la Universidad de Huelva y el Servicio de Oncología del Hospital Juan Ramón Jiménez con los resultados de un estudio de investigación en el cual se ha identificado un nuevo marcador sanguíneo que podría ser clave para diagnosticar el cáncer de mama en las fases precoces de la enfermedad.

El estudio ha sido codirigido por el jefe de la Unidad de Oncología del Hospital Juan Ramón Jiménez, Juan Bayo, y el doctor en Biología Celular de la Universidad de Huelva, Francisco Navarro, con la participación del facultativo del Servicio de Análisis Clínicos del centro sanitario, Miguel Ángel Castaño. Asimismo, ha contado con la colaboración de otros profesionales de estos servicios, de la Unidad de Cirugía de Mama del Hospital Juan Ramón Jiménez y la fundación Fabis.

El cáncer de mama es la neoplasia femenina más frecuente en el mundo desarrollado, con 26.000 nuevos casos al año solo en nuestro país. Por lo tanto, cualquier avance en el diagnóstico de esta enfermedad supone “un gran beneficio socio-sanitario”. Los programas actuales de detección precoz contribuyen a un diagnóstico temprano, con una importante mejora en el pronóstico y en la supervivencia.

El objetivo de esta investigación ha sido la búsqueda de un marcador sanguíneo que se elevara en las fases precoces del cáncer de mama y sirviera como complemento al programa de detección precoz. Para ello, se ha estudiado la utilidad de un grupo de los marcadores tumorales que se vienen aplicando de manera habitual, así como otros marcadores experimentales menos conocidos. Asimismo, de manera complementaria se ha realizado un estudio epidemiológico de las participantes.

En este estudio han participado un total de 126 mujeres. De ellas, 63 eran pacientes con cáncer de mama precoz, es decir, con tumores localizados incipientes (microscópicos o de pequeño tamaño) sin afectación axilar, de manera previa a su intervención quirúrgica; y otras 63 eran mujeres sanas. A todas ellas se les realizó una analítica de sangre para estudiar los valores que tenían en un total de diez marcadores (siete de ellos rutinarios –de uso común en el estudio del cáncer– y otros 3 experimentales –al no tener aún un uso definido como marcador tumoral–).

En el análisis de los resultados se encontró la existencia de un marcador muy sensible que se elevó en el grupo de pacientes afectadas de cáncer. Este marcador experimental, denominado 8-OHdG, es un derivado del nucleótido guanosina, producido cuando esta molécula es sometida al proceso químico de estrés oxidativo presente en el inicio de la enfermedad a nivel celular.

Se trata de la primera vez que se estudia este marcador en diagnóstico precoz del cáncer de mama. Otras investigaciones realizadas hasta ahora se centraban en fases más avanzadas de la enfermedad, por lo cual, estos resultados abren un nuevo campo de estudios a nivel internacional al ser un factor de riesgo independiente de la enfermedad y las personas con niveles más elevados de este marcador tienen un 1,5 más riesgo de padecer un cáncer de mama que aquellas que tienen los valores más bajos.

Además, en esta misma investigación se ha mejorado aún más la capacidad predictiva del cáncer de mama aportada por este marcador en solitario, con el diseño de un modelo matemático compuesto por otros cuatro marcadores, que eleva las posibilidades de la detección hasta alcanzar un potencial diagnóstico del 92%.

Esta fórmula aporta “un excelente resultado” al ser capaz de predecir la existencia de cáncer de mama en un alto porcentaje de las pacientes en la fase precoz, con una seguridad muy elevada. Por tanto, con una simple extracción sanguínea podría conocerse si una paciente con una mamografía sospechosa tiene o no cáncer de mama. Un resultado analítico que serviría para decidir si procede realizar una biopsia quirúrgica confirmatoria del diagnóstico o simplemente un seguimiento radiológico periódico de manera preventiva.

Por otro lado, en el análisis epidemiológico efectuado a todas las mujeres estudiadas, sanas o con enfermedad, resultaron variables de riesgo significativas para la enfermedad, la edad, la menopausia, la falta de ocupación laboral, un elevado de índice de masa corporal (IMC) y los niveles bajos de vitamina D, coincidiendo con los grandes estudios epidemiológicos publicados hasta ahora en la comunidad científica.

En la actualidad se está diseñando una investigación a mayor escala que permita definir con más exactitud cuáles son los valores de este marcador en mujeres sanas y en mujeres con la enfermedad, que permitiría su utilización en la práctica clínica diaria. En esta segunda fase confirmatoria se prevé medir el estrés oxidativo y, en concreto, el marcador 8-OHdG en pacientes con cáncer de mama en las distintas situaciones clínicas de la enfermedad, como son, el diagnóstico precoz, el inicio del tratamiento, el período de seguimiento o la enfermedad avanzada.

Asimismo, puede ser el inicio de nuevos estudios en otras patologías oncológicas que compartan historia natural y condiciones clínicas que permitan un diagnóstico precoz como son el cáncer de colon o el cáncer de próstata, también con una elevada incidencia.

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