La esteatohepatitis no alcohólica (NASH) afecta entre el 2 y el 5 por ciento de la población mundial. Se trata de la forma más grave de la enfermedad del hígado graso, que puede provocar cirrosis, además de otras complicaciones, y que se estima que se convertirá en la principal causa de trasplante de hígado en el año 2020. Un equipo de la Universidad de Barcelona liderado por el catedrático Manuel Vázquez-Carrera, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, ha desarrollado una prometedora familia de moléculas para tratar esta enfermedad, todavía sin un fármaco específico.

Actualmente se está desarrollando una nueva vía para el tratamiento de la NASH consistente en la utilización de análogos de la hormona FGF21 –el factor de crecimiento fibroblástico 21–, que han confirmado la mejora de la enfermedad en ensayos clínicos. Sin embargo, estos análogos presentan inconvenientes, ya que deben ser inyectados por vía subcutánea y, además, pueden generar algunos efectos secundarios, como por ejemplo la pérdida de masa ósea o el aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. El nuevo compuesto que se está desarrollando en la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación incrementa la hormona FGF21 en hígado y plasma, se puede administrar oralmente y podría evitar los efectos adversos descritos con los análogos de esta hormona.

Los investigadores ya han demostrado en una prueba de concepto, publicada recientemente en la revista British Journal of Pharmacology, que la administración oral del nuevo compuesto en ratones alimentados con una dieta rica en grasas reduce la intolerancia a la glucosa y la esteatosis hepática, alteraciones que favorecen el desarrollo de NASH. Este efecto es posible porque la nueva molécula activa el HRI (cinasa eIF2-alfa regulada por el grupo hemo), una cinasa capaz de potenciar un factor de transcripción implicado en el aumento del FGF21. Además, las nuevas moléculas son entidades pequeñas, más fáciles de sintetizar y más baratas de producir que los análogos de FGF21.

Con el objetivo de valorizar el nuevo compuesto, la Fundación Bosch i Gimpera ha otorgado 25.000 euros a este proyecto en el marco de la convocatoria de ayudas Fondo de Valorización (FVal) del Fondo para el Impulso de la Innovación (F2I). El grupo de investigación invertirá el dinero de la ayuda en contratar personal y realizar pruebas de toxicidad.

Estas ayudas tienen el apoyo de la Secretaría de Universidades e Investigación del Departamento de Empresa y Conocimiento de la Generalitat de Catalunya, y se cofinancian con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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