Los ecosistemas polares de la Antártida, que representan una de las grandes fronteras aún por explorar del planeta, vuelven a ser un año más el escenario de la nueva campaña de investigación del equipo que coordina la profesora Conxita Àvila, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad Barcelona.

Del 15 de enero al 20 de marzo de 2017, con la bonanza del verano austral, los expertos estudiarán las comunidades de invertebrados que forman parte del bentos marino en el marco del proyecto Distantcom, que analiza la ecología química, la filogenia, la taxonomía, la filogeografía y la ecología trófica de estos organismos en el continente antártico. En el equipo científico, que este año vivirá la novena campaña en latitudes antárticas, colaboran expertos de las facultades de Biología y de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, así como de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

De la investigación sobre el bentos marino a los futuros medicamentos

Desde la base antártica Gabriel de Castilla, instalada en la isla Decepción, en el archipiélago de las Shetland del Sur, el equipo de expertos ampliará las líneas de investigación iniciadas en campañas anteriores para abrir nuevas perspectivas científicas sobre los ecosistemas bentónicos —bastante desconocidos aún— de las regiones antárticas.

Entre otros resultados, el proyecto Distantcom —que es la continuación de los proyectos Ecoquim y Actiquim liderados por la profesora Conxita Ávila— ha impulsado el descubrimiento de nuevas especies en los hábitats extremos de la Antártida. Así, por ejemplo, el nudibranquio Doto carinova, el nemertino Antarctonemertes riesgoae, el gusano comehuesos Osedax deceptionensis, el anélido Parougia diapason, etc.). En el marco de esta campaña antártica, también se ampliarán los trabajos sobre ecología química del bentos marino, que evalúan el papel de los productos naturales de origen marino en los ecosistemas marinos de la Antártida y su potencial farmacológico para tratar enfermedades. Entre estos productos, el equipo investigador ha descrito nuevas moléculas, como las aplicianinas, las iludalanas o las meridianinas.

Estudiando el impacto del cambio climático en la Antártida

Algunos ecosistemas marinos son especialmente vulnerables a la acidificación del océano, causada por un exceso de emisiones de CO2 a la atmósfera, que es absorbido por las aguas marinas y provoca cambios en la química del agua. Los briozoos antárticos, unos organismos calcificadores que viven en colonias y forman esqueletos mineralizados, son especialmente vulnerables a los efectos de la acidificación oceánica relacionada con el cambio climático global. Durante la campaña austral, los expertos de la Universidad de Barcelona también ampliarán las investigaciones para estudiar el impacto del cambio climático en la ecología del bentos y para comprender los efectos globales de la acidificación en los océanos más extremos del planeta.

Imagen: L’estudi de les comunitats d’invertebrats marins que formen l’anomenat bentos marí és l’objectiu principal del projecte Distantcom. Foto: C. Àvila

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