La susceptibilidad a la cloroquina regresa y no se detectan marcadores de resistencia a la artemisinina, pero la resistencia a la piperaquina podría expandirse a todo el país bajo la presión creciente del medicamento. Estos son los resultados de un estudio realizado en Mozambique y liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”, publicado en Emerging Infectious Diseases.

Los fármacos antimaláricos juegan un papel fundamental en el control de la enfermedad. Sin embargo, su eficacia puede verse afectada por la aparición de parásitos (Plasmodium falciparum) resistentes a dichos fármacos. Efectivamente, en las últimas décadas, se han descrito mutaciones en diferentes genes que confieren resistencia a casi todos los fármacos antimaláricos, incluyendo la cloroquina, la mefloquina, la lumefantrina y la piperaquina. De manera preocupante, cepas resistentes a la artemisinina- uno de los fármacos de primera línea - han comenzado a surgir en el sureste Asiático.

“La resistencia a fármacos causada por la variación genética es un arte fenomenal en que el parásito de la malaria es el artista con 24 millones de colores en su paleta”, comenta Himanshu Gupta, primer autor del estudio.

Para mantener la eficacia de los diferentes fármacos, varios países incluyendo Mozambique han modificado las políticas de uso de antimaláricos recomendados, pasando de la cloroquina a la amodiaquina, la sulfadoxina-pirimetamina (SP) hasta terapias combinadas con artemisinina como la artemeter-lumefantrina (AL).

Los marcadores moleculares de resistencia a antimaláricos representan una herramienta útil para confirmar la presencia de resistencias a dichos fármacos y para explicar fallos en el tratamiento. En este estudio de ‘vigilancia molecular’, los investigadores analizaron el ADN de un total de 351 parásitos aislados a partir de niños con malaria en diferentes áreas de estudio en Mozambique. En particular, buscaron la presencia de mutaciones (en los genes K13, pfcrt, pfmdr1, pfdhps) y amplificaciones (en los genes pfpm2 y pfmdr1) asociadas a resistencias.

Los resultados muestran una alta prevalencia de resistencia a la SP, en parte debida a su uso constante en el tratamiento preventivo durante el embarazo. También indican la presencia, aunque baja, de parásitos con múltiples copias del gen pfpm2 circulando en el sur de Mozambique, sugiriendo que la resistencia a la piperaquina podría expandirse al resto del país si se aumenta el uso de la misma. En cambio, la susceptibilidad a la cloroquina está regresando en la mayoría de las regiones y no se encontraron marcadores de resistencia a la artemisinina.

“Estos datos de prevalencia basales nos ayudarán a determinar el impacto de futuros programas de control y eliminación, como la administración masiva de fármacos, en la evolución de las resistencias” señala Alfredo Mayor, investigador de ISGlobal y coordinador del estudio.

Referencia:

Gupta H, Macete E, Bulo H et al. Drug-Resistant Polymorphisms and Copy Numbers in Plasmodium falciparum, Mozambique, 2015. EID 24, January 2018, doi.org/10.3201/eid2401.170864

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