En el contexto de un planeta donde no abundan las buenas noticias medioambientales, el diario The Guardian acaba de destacar una investigación de la UB y del IRBio entre los diez trabajos más relevantes de 2019 que representan una brizna de esperanza en el ámbito de la conservación y la protección de especies en peligro.

El estudio, publicado en la revista Science Advances, lidera el ranking de trabajos publicados por The Guardian y revela la primera evidencia científica del fenómeno de rejuvenecimiento in vivo en las colonias del coral Cladocora caespitosa, en la reserva marina de las Islas Columbretes, frente a las costas de Castellón.

Este mecanismo de supervivencia en el medio marino —hasta ahora solo conocido en algunos corales fosilizados— ha sido descrito por los expertos Diego Kersting y Cristina Linares, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.


Desde 2002, Kersting y Linares hacen un seguimiento científico de 250 colonias del coral C. caespitosa en la reserva marina de las Islas Columbretes, una zona de referencia en estudios sobre los efectos del cambio climático en el medio marino. Este coral —el único con capacidad para formar arrecifes en el mar Mediterráneo— está catalogado como especie en peligro debido, sobre todo, a las mortandades asociadas al calentamiento global.


El seguimiento a largo plazo del coral en las Columbretes reveló un resultado sorprendente: algunas colonias coralígenas que se habían dado por muertas hacía años presentan partes vivas. Según los expertos, este tipo de recuperación ha sido posible gracias a un proceso que se denomina rejuvenecimiento. En concreto, bajo condiciones de estrés —por ejemplo, el excesivo calentamiento del agua—, algunos pólipos de las colonias de coral que están muriendo son capaces de hacerse pequeños hasta el punto de abandonar parcialmente su esqueleto calcáreo.


En ese estado reducido, dichos pólipos pueden sobrevivir a las condiciones extremas que provocan la muerte del resto de pólipos de la colonia. Cuando las condiciones mejoran, los pólipos recuperan su tamaño habitual y vuelven a formar un nuevo esqueleto calcáreo. Posteriormente, se reproducen por gemación hasta que llegan a recubrir de nuevo la colonia muerta. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas para la supervivencia del único coral de arrecife del Mediterráneo, que tiene un crecimiento lento —unos 3 mm al año— y una capacidad muy limitada para generar nuevas colonias.

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