Cuando Edwidge, una niña de 9 años procedente de Ruanda, llegó al Hospital Sant Joan de Déu para ser tratada, la lesión que había crecido en su ojo derecho durante años tenía ya más de 5 centímetros de diámetro. Se trataba de un quiste óseo aneurismático, una lesión vascularizada benigna que había crecido en exceso en su país de origen, al no ser previamente tratada. Precisamente esta vascularización, un exceso de vasos sanguíneos que rodeaban la lesión, hacía que, si explotaba, el riesgo de un sangrado con complicaciones severas fuese letal.

Por otra parte, el crecimiento del tumor le había dañado el nervio ocular hasta el punto de hacerle perder la visión del ojo derecho y causarle una deformidad en el mismo. El principal objetivo era extirparle a la pequeña la enorme lesión intracraneal que tenía en la zona orbitaria y reparar, en la medida de lo posible, los daños causados por el crecimiento de la misma. La severidad del problema, ya en un estado muy avanzado, requería actuar con rapidez para evitar complicaciones.

Un caso planificado por la Unidad de 3D y financiado por la Fundación Probitas

Este caso es uno de los 12 que la Fundación Probitas financia anualmente dentro del programa de cooperación internacional Cuida’m. La cirugía fue estudiada y planificada en la Unidad de 3D del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. En la fase inicial se analizó la lesión y se consideró conveniente, por su vascularización, que el equipo de radiología intervencionista encabezado por Napoleón Macías realizase dos embolizaciones arteriales previas a la intervención. El objetivo era “secar” el tumor para bloquear el flujo sanguíneo y evitar un sangrado durante la resección.

En paralelo, se planificaron con tecnología 3D tanto las guías de corte para extirpar de la lesión como la prótesis que sustituiría el hueso dañado por el tumor. La empresa Avinent colaboró también en la realización de las guías de corte y de la prótesis final, elaborada con PEEK (poliéter éter cetona) un material biocompatible ampliamente utilizado para la fabricación protésica por sus propiedades mecánicas y térmicas.

Durante la cirugía, llevada a cabo por el cirujano maxilofacial Josep Rubio y el neurocirujano Antonio Guillén, se extirpó el tumor intracraneal de la zona ocular y se eliminó el hueso patológico, susceptible de fracturarse fácilmente. También se implantó la prótesis a medida que, con el paso del tiempo, quedará osteointegrada y no requerirá intervenciones posteriores, un elemento primordial en este caso, ya que es difícil realizar un seguimiento por el origen de la paciente.

La vuelta a la normalidad Edwidge

Antes de la cirugía, el estigma que pesaba sobre la niña en su país de origen era considerable por el aspecto físico de la lesión y las creencias de la comunidad en la que vive. La pequeña tenía limitaciones para jugar por el riesgo de golpearse, y los médicos habían advertido del riesgo vital de la niña sin poder ofrecerle una solución en los hospitales locales.

Meses después de la intervención, que se realizó en abril de 2018, la repercusión de la intervención en la vida de la niña es evidente. Edwidge ha podido retomar sus actividades con normalidad, volver a la escuela y relacionarse fácilmente con los niños y el resto de miembros de la comunidad.

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