Las residencias de ancianos se han convertido, desde el inicio de la pandemia, en uno de los principales afectados del virus. Con este artículo queremos contribuir a dar visibilidad a la falta de recursos sanitarios que estos centros han sufrido y recordar la necesidad de tomar medidas urgentes para proteger a la tercera edad frente a lo que esté por venir, de esta pandemia.
Y es que, el número de víctimas mortales que este coronavirus ha dejado en las aproximadamente 5.457 residencias de ancianos españolas (públicas, concertadas o privadas) con COVID-19 o síntomas similares se sitúa en 19.643, según los datos proporcionados por las comunidades autónomas.
La mayor parte de defunciones se han producido en Madrid, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha. De este modo, los fallecidos en residencias de ancianos equivaldrían a un 69,1 % del total notificado oficialmente por el Ministerio de Sanidad.
Ha sucedido repetidamente en hospitales y residencias. Personas muriendo solas y familiares que no han podido despedirse de los suyos, debido a las medidas protectoras instauradas para evitar la propagación del virus.
Sin embargo, estas medidas deberían adaptarse para facilitar que las personas que fallecen puedan ser acompañadas por sus seres queridos. De hecho, así se ha estado haciendo en determinados hospitales y comunidades autónomas; y es un debate que debería extrapolarse a nivel estatal, para no generar desigualdades en función del lugar de residencia o el nivel asistencial en el que la persona esté viviendo sus últimos días.
Sin duda alguna, y como apuntan desde Edad&Vida “es necesario, por un lado, tener presente que los cuidados al final de la vida implican algo más que el control de sus síntomas físicos y, por otro lado, defender el derecho que tiene una persona en esta situación a recibir el afecto, consuelo, compasión y atención espiritual. Nunca más nadie muriendo solo”.
La crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19, ha puesto de manifiesto que la capacidad resolutiva del sector residencial ante problemas de salud de este tipo es insuficiente.
Es necesario reconocer la importante labor y esfuerzo profesional que han estado haciendo todos los profesionales del sector, en una situación de cuestionable seguridad. Y es evidente, como se ha comprobado con esta crisis, que es necesario plantear soluciones que mejoren su situación, dotándoles de los mismos recursos disponibles que otros niveles asistenciales. En este sentido, la falta de tests para detectar la presencia del virus en los entornos residenciales ha condenado a muchos residentes a un aislamiento completo en sus dormitorios durante una cantidad de días exagerada, periodo que se hubiera visto reducido gracias a dichos análisis.
Como explican desde Edad&Vida, “aparte de la falta de EPIs, la insuficiencia de personal sanitario en las residencias (fundamentalmente médicos y enfermeras) limita y limitará la capacidad de atención especializada y de contención del colapso de los servicios de urgencia, por derivaciones innecesarias o inadecuadas procedentes de estos centros”.
En el webinar de Edad&Vida, sobre el futuro de las residencias de mayores tras la pandemia de la COVID19, se habló de los nuevos modelos de organización sociosanitaria y atención a los mayores. Algunos de los temas que debatieron los expertos son:
Esperamos que esta clase de medidas puedan implementarse en un futuro cercano, para que crisis sanitarias como la ocasionada por la COVID19 en estos centros, puedan abordarse de forma más eficiente y humanizada.
FUENTES
Morir solos, la doble condena por coronavirus, Fundación Edad&Vida
Enseñanzas del COVID19 sobre la atención en centros residenciales gerontológicos, Fundación Edad&Vida
Edad&Vida debate el futuro de las residencias de mayores tras el coronavirus, Negocios y gestión de la dependencia.
Imagen de RTVE