Las personas adultas que viven en la ciudad y que tienen un contacto directo con espacios verdes podrían tener un mayor desarrollo de sus funciones cognitivas, en especial de su atención visual. Es la conclusión de un estudio liderado por ISGlobal y realizado entre más de 1.500 personas de tres ciudades europeas: Barcelona (España), Doetinchem (Países Bajos) y Stoke-on-Trent (Reino Unido).

La investigación, publicada en Environmental Research, forma parte de PHENOTYPE (Efectos positivos para la salud del entorno al aire libre en poblaciones típicas en diferentes regiones de Europa), un proyecto europeo coordinado por ISGlobal y que tuvo por objetivo estudiar el vínculo entre la exposición a entornos naturales al aire libre -tanto en zonas rurales como urbanas- y la salud y el bienestar de la ciudadanía.

Estudios anteriores habían mostrado que los residentes urbanos pueden experimentar fatiga cognitiva y más probabilidades de desarrollar estrés debido a la falta de acceso a la naturaleza, haciéndoles más vulnerables a desarrollar enfermedades mentales. Wilma Zijlema, primera autora del estudio e investigadora de ISGlobal, explica que “no hay una evidencia consistente sobre los efectos a largo plazo de los espacios verdes sobre la salud, aunque se cree que estos son beneficiosos para las capacidades cognitivas, como la atención o la memoria, pero no están claros los mecanismos ni el porqué de esta relación”.

Los resultados de este estudio mostraron que, a mayor distancia residencial a zonas verdes, los participantes obtenían un peor resultado en el test cognitivo realizado. No se observaron variaciones por actividad física, interacción social con vecinos, soledad, salud mental, o por preocupaciones por la contaminación atmosférica o acústica.

Jordi Júlvez, investigador de ISGlobal y coordinador del estudio, destaca que esta investigación “proporciona alguna evidencia de que la proximidad a la naturaleza puede ser beneficiosa para las funciones cognitivas de las personas adultas”. “No pudimos establecer qué mecanismos en concreto pueden explicar esta relación”, añade Júlvez, por lo que es necesario realizar más estudios.

Referencia

Zijlema WL, Triguero-Mas M, Smith G, Cirach M, Martinez D, Dadvand P, Gascon M, Jones M, Gidlow C, Hurst G, Masterson D, Ellis N, van den Berg M, Maas J, van Kamp I, van den Hazel P, Kruize H, Nieuwenhuijsen MJ, Julvez J. The relationship between natural outdoor environments and cognitive functioning and its mediators. Environ Res. 2017 May;155:268-275

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