La anorexia y la bulimia son, seguramente, las dos formas más conocidas en las que se pueden expresar los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Hoy, 30 de noviembre, se celebra el Día Mundial de los TCA para concienciar a la población de un problema que afecta a un porcentaje muy elevado de nuestra sociedad; y es que a la pregunta de cómo se sienten los y las adolescentes con su cuerpo, la respuesta es que casi la mitad se quiere adelgazar. Así lo constata la encuesta publicada ayer por la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), que señala que un 47% de las chicas y un 21% de los chicos quiere adelgazar, un aumento de 15 y 6 puntos respectivamente en comparación con el año anterior.

Entre los expertos hay consenso de que es muy importante desplegar estrategias de prevención para reducir la aparición y desarrollo de TCA. También coinciden en que las redes sociales y páginas web que hacen apología de la anorexia y la bulimia son un peligro creciente y que es necesario tenerlas identificadas. Y es en esta intersección, entre este tipo de trastornos y contenido en la red, donde aparece el proyecto STOP (Suicide prevenTion in sOcial Platforms).

Este proyecto, liderado por la investigadora Ana Freire de la UPF School of Management, con la participación de 7 nodos de investigación, entre ellos el Hospital Universitario Parc Taulí yInstituto de Investigación e Innovación Parc Taulí (I3PT), nació con el objetivo de buscar y analizar patrones de conducta suicida aplicando la Inteligencia Artificial (IA) en las redes sociales. En concreto, un grupo de investigadores, ingenieros, psicólogos y psiquiatras desarrollaron algoritmos de IA que mediante el análisis de textos, imágenes y actividad en Twitter, detectan patrones de comportamiento suicida.

Actualmente, también se analizan trastornos de conducta alimenticia mediante esta tecnología. La psicóloga clínica del Parque Taulí Nadia Sanz, que participa activamente en el proyecto STOP, explica que gracias al trabajo de un equipo multidisciplinar se ha conseguido detectar personas en riesgo de sufrir estos trastornos. «El equipo de psicólogos y psiquiatras hemos recogido y filtrado Los Tweets que contienen palabras claves, como “IMC”, “peso” o “talla”, y los hemos codificado de forma clínica según si tienen riesgo de sufrir un TCA; posteriormente un grupo de ingenieros han creado unos algoritmos que detectan perfiles de personas con riesgo según sus patrones de conducta», explica Sanz, quien recalca que toda esa información se recoge y gestiona anónimamente, por lo que en ningún momento se conoce la identidad de las usuarias para respetar su privacidad. El objetivo final es crear una campaña que llega a las usuarias que encajan dentro del patrón detectado para personas con riesgo de sufrir un TCA. A estas jóvenes se les da a conocer el Teléfono de la Esperanza para que puedan contactar con ellos y pedir ayuda.

Sanz subraya que es muy importante detectar trastornos de forma mucho más rápida a fin de ofrecer ayuda en una etapa más inicial. La pandemia, asegura, ha sido muy negativa para las personas con un TCA o con riesgo de sufrirlas y se ha visto como han incrementado los casos muy significativamente. «El proyecto STOP, gracias al trabajo que ha realizado este equipo multidisciplinar, está ayudando a poner a disposición de estas chicas un servicio de ayuda muy necesario en estos momentos».

Mireia Córcoles
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