Ecología evolutiva: prácticas de campo en bici para una asignatura ecosostenible

Cascos protectores, mancha, kit repara-pinchazos, apuntes y bolígrafo, y sobre todo, la tarjeta de transporte público y una bicicleta. Con este material, unos seiscientos alumnos de la Facultad de Biología han contribuido desde 2016 a descarbonizar la atmósfera y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero mientras se desplazaban a realizar prácticas de campo en el delta del Llobregat. Todo ello, en el marco de la asignatura de Ecología Evolutiva.

Sostenibilidad ambiental y efectos beneficiosos para la salud son algunas de las ventajas directas del nuevo modelo de transporte alternativo y sostenible, «que ayuda a ahorrar recursos, genera empatía entre los usuarios de las bicicletas, y contribuye a difundir la importancia de hacerse consciente de la emergencia climática», detalla el profesor Joan Lluís Pretus, coordinador de la asignatura de Ecología Evolutiva e impulsor de esta iniciativa medioambiental.

Prácticas de campo con cero emisiones

Tradicionalmente, los estudiantes de la asignatura se trasladaban hasta el delta del Llobregat en furgonetas alquiladas, un sistema de transporte que conllevaba elevados costes ambientales y también económicos para la UB. La inauguración de la nueva línea de metro L9 sur en 2016 —con conexión al Campus Diagonal Portal del Conocimiento— supuso un punto de inflexión en la logística de las prácticas de campo. Desde entonces, profesores y estudiantes se desplazan en metro hasta la terminal 1 del aeropuerto del Prat, y después continúan el itinerario en las bicicletas aportadas por la Facultad de Biología. Tras un recorrido de pocos kilómetros —entre carrizales y pequeñas lagunas— llegan al Campus Experimental de Ecosistemas Litorales Mediterráneos, en el corazón del delta del Llobregat.

En estos espacios, los alumnos pueden estudiar la biología y la demografía de varios ejemplares de tortuga mediterránea (Testudo hermanni), que han sido recuperados por el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB), en Menorca. Este quelonio, amenazado hoy en día por la captura furtiva y la degradación del hábitat natural, fue introducido en esta isla gimnesia desde Cataluña hace cerca de ochocientos años —en concreto, durante la reconquista de Menorca por la corona de Aragón—, según apuntan los análisis genéticos llevados a cabo a esta especie.

Cambios de mentalidad para un futuro más sostenible

«La bicicleta te da una percepción de la realidad que el vehículo a motor no te permite obtener. Es un transporte más cercano a nuestra forma de percibir el entorno que nos rodea», explica Joan Lluís Pretus, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona. «En particular, los profesores de ecología deberían ser un modelo de desarrollo de actividades sostenibles, y por ello es preciso un cambio de mentalidad».

En esta iniciativa para realizar prácticas de campo con cero emisiones también participan los profesores Susana Bernal, Laura Baldo, Cesc Múrria, Joan Gomà, Daniel von Schiller, Guillem Masó, Marina Pastor, Marta Pagès, Francesc Sabater y Marisol Felip, del mismo departamento que Pretus. Por parte del alumnado, la valoración del modelo de prácticas en bici se convierte más bien en una interrogación: «¿Y por qué no se hace más veces a lo largo del grado?», preguntan.