• La ausencia de ALKBH3 permite a las células cancerosas crecer con más libertad y es un indicador de malignidad para este tipo de tumores.
  • El estudio, publicado la semana pasada en la revista americana Blood, cuenta con la participación del Servicio de Hematología Clínica del ICO-Hospitalet, el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Bellvitge y el Grupo de Resistencia Farmacológica y Xenografts del IDIBELL y el ICO, entre otros.

La desregulación de los niveles de ARN y proteínas, en comparación con los de los tejidos normales, es una característica molecular constante de todos los cánceres. Detrás de las causas de estos cambios, recientemente se han identificado modificaciones químicas en las moléculas de ARN que afectarían a su estabilidad, ubicación o capacidad de producir proteínas.

Este es el caso del linfoma de Hodgkin, que constituye aproximadamente un 25-30% de todos los linfomas y que gracias a los constantes avances científicos es curable en un 85% de los casos con el tratamiento de primera línea. Desgraciadamente, todavía hay un 15% de pacientes que siguen sin responder a la terapia y tienen una supervivencia muy reducida.

Ahora, en un artículo publicado en la revista Blood liderado por el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC) y con la participación de científicos del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), se señala un biomarcador que permitiría identificar los casos que acabarán desarrollando una enfermedad más agresiva y por lo tanto requieren una atención especial.

«Hemos encontrado que ALKBH3 es capaz de regular la actividad del ARN, el paso intermedio entre el genoma y las proteínas», explica la Dra. Anna Sureda, del grupo de Tumores del Sistema Hematopoyético y linfoides del IDIBELL y jefa del Servicio de Hematología Clínica del ICO. Además, los resultados indican que esta actividad reguladora es especialmente importante en el linfoma de Hodgkin. «Las células cancerosas de este tipo de tumor no expresan el gen ALKBH3, lo que estaría provocando que tuvieran más capacidad de proliferar y por lo tanto fueran más malignas», explica Sureda.

Este descubrimiento abre la puerta a desarrollar tratamientos específicos para estos pacientes a través de la sustitución de la actividad de ALKBH3 o la reactivación de su expresión. «Sin ALKBH3 las células cancerosas pueden modificar el microambiente que las rodea y eliminar las barreras para su crecimiento. Por eso es muy importante el desarrollo de buenos modelos tumorales, a partir de los linfomas con esta alteración, donde poder evaluar nuevas estrategias terapéuticas», concluye el Dr. Alberto Villanueva, jefe del grupo de Resistencia Farmacológica y Xenografts del programa ProCURE del IDIBELL y el ICO y colaborador de este estudio.

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