Una infección silenciosa, potencialmente mortal

Actualmente 58 millones de personas tienen infección crónica por el virus de la hepatitis C, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que calcula que en 2019 provocó 290.000 muertes. Esta infección vírica, que puede causar desde enfermedades leves a enfermedades graves como cirrosis hepática y cáncer, presenta un gran reto: es una infección asintomática en la mayoría de la gente.

Con el objetivo de encontrar pacientes con hepatitis C no diagnosticada, la investigadora del grupo Enfermedad inflamatoria intestinal, hepática y Helicobacter pylori del Instituto de Investigación e Innovación Parc Taulí (I3PT) Mercè Vergara ha puesto en marcha un proyecto para detectar activamente a estos pacientes realizando una serología previa a cualquier proceso quirúrgico.

Entre el 20 y el 30% de personas que se infectan con el virus de la hepatitis C se curan de forma espontánea, esto es, que su cuerpo elimina el virus sin necesidad de tratamiento, explica la investigadora. Sin embargo, en el otro 70% de casos, la infección se cronifica y, en el 20% de estos casos, evolucionan a cirrosis hepática y cáncer de hígado en un período largo de tiempo, que puede oscilar de 20 a 30 años.

El gran problema, apunta la investigadora, es que la mayoría de casos no presentan síntomas.

“El paciente puede no enterarse durante décadas y la infección está muchos años sin diagnosticar”, subraya Vergara

Cuando la enfermedad se hace visible, lo hace con complicaciones de la cirrosis hepática, como la ascitas (acumulación de líquido en la barriga), ictericia (coloración amarillenta de la piel) o encefalopatía hepática. Al detectarse de forma tardía, esto puede acabar produciendo la muerte o requerir un trasplante hepático.

Detectar y eliminar del virus

Actualmente existen dos grandes grupos de personas con la infección y que todavía no lo saben. Por un lado, explica Vergara, aquellas personas que antes de 1992 recibieron transfusiones de sangre o hemoderivados sin analizar, puesto que la infección no era conocida y no se podía detectar –que ahora mayoritariamente tienen más de 80 años–, y, por otro, personas de entre 50 y 60 años que de jóvenes tuvieron contacto con drogas inyectables.

"Estamos buscando activamente estos dos grupos de gente" para detectarles la infección y ofrecerles un tratamiento", explica Vergara. Para ello, determinarán como práctica clínica la serología de la hepatitis en 6.000 pacientes de más de 50 años que deban someterse a un proceso quirúrgico tanto ambulatorio como hospitalario coincidiendo con la analítica habitual, como ya se hace habitualmente en las embarazadas o en los donantes de sangre.

Esto será posible gracias a la beca que ha recibido el proyecto titulado “Detección y eliminación de hepatitis C activa en el ámbito de cirugía programada”, en el marco de las Becas Gilead de Proyectos de Microeliminación en Hepatitis C y epidemiología en hepatitis D, de la Asociación Española Para El Estudio Del Hígado (AEEH), con una financiación de 29.400 euros. El proyecto está liderado por la investigadora Mercè Vergara, coordinadora de la Unidad de Hepatología del Servicio del Aparato Digestivo, en colaboración con el Servicio de Laboratorio y el Servicio de Anestesia del Parc Taulí.

Una vez analizados los resultados, el equipo investigador realizará un estudio de coste-efectividad y en función de los resultados se propondrá mantenerlo como práctica clínica del Hospital.

Tratamiento actual

En la década de los 90, los primeros tratamientos para la hepatitis C tenían una eficacia del 8-12% y presentaban muchas contraindicaciones. A lo largo de los años, se ha conseguido una mejora muy considerable, sobre todo a partir de 2014 cuando salieron un grupo de medicamentos, que actualmente ya muestran unos resultados de curación del 95-100% de la infección y con efectos inexistentes o leves.

Estos nuevos tratamientos también han tenido un gran impacto en el sistema de salud puesto que la hospitalización de pacientes con hepatitis C descompensada actualmente es casi nula, explica Vergara.

"Una vez tratados estos pacientes que teníamos detectados, ahora empezamos la búsqueda activa de pacientes asintomáticos y que desconocen que tienen la infección para poder administrar estos tratamientos de la infección por el virus de la hepatitis C evitando la posterior comorbilidad de ésta" .

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