Enfermedades de la piel y sistema inmune

La parte más expuesta de nuestro cuerpo es, sin duda, la piel, que debe protegernos de agresores externos pero también es barrera de intercambio para sustancias necesarias para la vida como oxígeno, agua, sol, nutrientes, etc. Para ello está dotada de un sistema inmune inteligente que permite reconocer y neutralizar lo peligroso, ignorar lo inocuo y aprovechar lo que es beneficioso. Por tanto es un órgano que debemos cuidar no solo para estar guapos sino también para estar sanos.

Elementos del sistema inmune en la piel

La epidermis es la capa más superficial de la piel con gran cantidad de elementos inmunitarios como las células de Langerhans que tienen una función clave en la preparación y presentación de antígenos, y los queratinocitos que son capaces de activar células Natural Killer y basófilos.
Bajo la epidermis se encuentra la dermis que contiene más células de Langerhans, linfocitos, mastocitos y vasos sanguíneos. Continuamente todos estos elementos se encuentran trabajando y movilizándose allá donde sea necesario.
La microbiota que habita en la piel es otro elemento protector determinante que puede considerarse parte del sistema inmune dérmico. Si contiene una composición adecuada de microorganismos será una barrera protectora frente a gérmenes perjudiciales.

Enfermedades de la piel

Las afecciones que puede sufrir la piel son muy variadas según la causa que las produce.

En ocasiones un microorganismo patógeno puede ser capaz de saltarse los mecanismos de protección inmunológicos y producir una infección en la piel de consecuencias más o menos graves. Así es el caso de las verrugas, herpes, varicela, viruela del mono, condiloma.
Otras veces mutaciones genéticas producidas por exposiciones prolongadas a los rayos UV solares originan un crecimiento celular anormal que el sistema inmune no puede controlar. Así se produce el cáncer de piel.
En ocasiones es el propio sistema inmune desequilibrado o equivocado el origen de la enfermedad. Así ocurre en la mastocitosis, en la dermatitis atópica, en la alergia, etc., en estos casos el sistema inmune responde de manera exacerbada y presenta como peligrosos antígenos que no lo son.

Conclusión

Ante una piel con problemas es importante valorar el estado inmunológico para descartar las causas que puedan estar relacionadas con él y hacer el seguimiento médico adecuado si es preciso. Además los cuidados básicos de limpieza, hidratación y protección de la piel han de formar parte de las rutinas diarias.

Bibliografía

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