Más de 400 000 personas murieron el año 2018 a causa de la malaria. La mayor parte de ellas, niños menores de 5 años. Más allá de la COVID-19, que ocupa un importante foco de atención en la actualidad, la malaria representa una de las enfermedades infecciosas con mayor impacto en la especie humana.
Tras décadas de investigación, todavÃa no se dispone de una vacuna para la malaria. El complejo ciclo de vida del parásito responsable de la enfermedad, que incluye etapas en dos hospedadores –mosquito y humanos– ha impedido que los métodos convencionales de desarrollo de vacunas hayan proporcionado una estrategia eficaz y aceptada de protección frente a la infección.
Una forma atenuada del parásito, obtenida mediante radiación, ha demostrado poder inducir protección frente a la malaria y es una de las estrategias más prometedoras hasta el momento. Sin embargo, tiene algunas desventajas importantes: la radiación induce daños aleatorios en el ADN y lleva a que las formas atenuadas del parásito sean heterogéneas entre sÃ, además de no ser capaces de replicarse. En este contexto, las vacunas generadas por ingenierÃa genética podrÃan ser una mejor aproximación ya que pueden ser fabricadas de forma homogénea.
La primera vacuna cuyos primeros resultados se presentan en Science Translational Medicine, ha sido desarrollada por la Universidad de Radboud y la Universidad de Leiden, en Holanda, y consiste en una versión atenuada del agente infeccioso, Plasmodium falciparum. En este caso, los investigadores modificaron genéticamente el parásito para eliminar dos genes necesarios para el desarrollo del parásito en su primera etapa del ciclo en humanos, que ocurre en el hÃgado. Con la vacuna, Plasmodium falciparum llega al hÃgado pero no progresa hacia una infección en sangre, que es la que ocasiona los sÃntomas de la enfermedad.
El equipo probó la vacuna, denominada PfSPZ-GA1, frente a la vacuna atenuada por radiación y un placebo en un ensayo clÃnico doble ciego en el que participaron 124 voluntarios adultos que no habÃan estado previamente en contacto con el parásito. Ninguno de los participantes experimentó efectos adversos con la vacuna, que se administra mediante inyección en vena, por lo que los investigadores estiman que es bien tolerada y segura. Respecto a la protección frente a la malaria, los investigadores han encontrado que es capaz de provocar una respuesta por parte del sistema inmunitario pero no han podido establecer conclusiones sobre su efectividad a largo plazo. Ensayos clÃnicos futuros deberán evaluar esta posibilidad en profundidad.
La segunda vacuna, desarrollada en diversas universidades los PaÃses Bajos y la Universidad de Lisboa, está basada en una especie de Plasmodium que no infecta humanos, que ha sido modificada genéticamente para incluir una proteÃna de Plasmodium falciparum que sà lo hace. En este caso la vacuna se administró a través de picaduras de mosquitos a 24 adultos que no habÃan sido expuestos antes a malaria. Los investigadores concluyen también que la vacuna es bien tolerada y segura. Además, produce una respuesta biológica e inhibe la infección posterior con Plasmodium falciparum. No obstante, nuevamente los investigadores no establecen conclusiones sobre su protección, aunque sà proponen formas de optimizar la vacuna.
Los dos estudios indican que las vacunas desarrolladas mediante ingenierÃa genética ingenierÃa genética pueden representar una gran oportunidad para hacer frente a la malaria. La estrategia parece segura y estas vacunas son bien toleradas. El siguiente paso es mejorar y validar su capacidad para proporcionar protección frente a la infección.
Referencias:
Roestenberg M, et al. A double-blind, placebo-controlled phase 1/2a trial of the genetically attenuated malaria vaccine PfSPZ-GA1. Sci Transl Med. 2020. Doi: 10.1126/scitranslmed.aaz5629
Reuling IJ, et al. An open-label phase 1/2a trial of a genetically modified rodent malaria parasite for immunization against Plasmodium falciparum malaria. Sci Transl Med. 2020. Doi: http://dx.doi.org/10.1126/scitranslmed.aay2578