Tanto la incidencia como la mortalidad por COVID-19 varían mucho entre continentes, países e incluso regiones y se han señalado varios factores que podrían explicar estas diferencias, entre ellos los ambientales, socioeconómicos y demográficos. Ahora, investigadores del CIBERESP en la Universidad de Girona, y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC, han relacionado la exposición a largo plazo a contaminantes atmosféricos y el aumento del riesgo de COVID-19 en Cataluña.

En el nuevo trabajo, publicado en Environmental Research, los investigadores estudiaron entre el 25 de febrero y el 16 de mayo de 2020 a nivel de área pequeña (áreas básicas de salud y comarcas), si la exposición a largo plazo a contaminantes atmosféricos aumentaba el riesgo de incidencia y muerte de COVID-19, controlando por factores socioeconómicos y demográficos.

“Encontramos que la exposición a largo plazo al dióxido de nitrógeno (NO2) y, en menor medida, a las partículas PM10 (las que tienen un diámetro de 10 μm o menos) han sido predictores independientes de la propagación espacial de COVID-19. Por cada 1 μm/m3 por encima de la media, el riesgo de un caso confirmado en un área básica de salud aumentó en un 2,7% para NO2 y un 3,0% para PM10” explica Marc Saez, jefe de grupo de Investigación en Estadística, Econometría y Salud (GRECS), de la Universidad de Girona y el CIBERESP. Para realizar el estudio se distribuyeron las comarcas en cuartiles en función de su exposición a PM10 y a NO2. “Observamos que las que presentaban mayores niveles de exposición a NO2 (tercer y cuarto cuartil) tenían un 28,8% y un 35,7% más de riesgo de muerte, respectivamente, que las comarcas ubicadas en los dos primeros cuartiles” añade.

Densidad de población, vivienda deficiente y movilidad tendrían más relevancia que la contaminación

Aunque puede haber mecanismos biológicos que expliquen la asociación entre los contaminantes del aire y las infecciones virales respiratorias, incluida la gripe, la neumonía y el SARS, los autores se inclinan hacia la hipótesis de que la propagación espacial de la COVID-19 en Cataluña se atribuye a la diferente facilidad con que algunas personas, los huéspedes del virus, han infectado a otras, que depende de la distribución heterogénea, a nivel de área pequeña, de variables como la densidad de población, la vivienda deficiente y la movilidad de sus residentes, para los cuales, concluyen los investigadores, la exposición a contaminantes ha sido una variable intermedia.

Artículo de referencia:

Saez M, Tobías A, Barceló MA. Effects of long-term exposure to air pollutants on the spatial spread of COVID-19 in Catalonia, Spain. Environmental Research 2020. doi: https://doi.org/10.1016/j.envres.2020.110177

El trabajo ha sido parcialmente financiado por el Fondo SUPERA COVID19, de SAUN: Santander Universidades, CRUE y CSIC y se realizó dentro del subprograma ‘Cohorte-Real World Data’ del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).

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