Entrevista a Manuel Lolo Aira, Doctor en Química y consejero delegado en ASMLab/ Resalta que en Galicia ha llegado el momento de llegar a la segunda fase y apostar por la apertura de plantas de fármacos.
El lucense Manuel Lolo Aira, uno de los impulsores del clúster Bioga, domina las diferentes facetas de investigador y empresario, desde la gestión y organización hasta la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio en AMS Science, grupo que comparte con otros socios y que crece en diversificación y presencia internacional. Sus laboratorios son un referente analítico y de control para multinacionales de la moda. – La Xunta anunció que renovará en 2021 la estrategia de impulso a la biotecnología.
Yo entiendo que la orientación depende mucho del sector. Habría que seguir trabajando en crear y consolidar esa masa crítica de empresas que necesitamos para que ejerzan de tractor. Los que participamos en los inicios de Bioga recordamos que éramos un puñado de empresas y hoy hay un número considerable de empresas adheridas y no solo del sector farma o salud, a los que se asocia la biotecnología, sino de otros como el primario. Esto es muy importante para Galicia; deberíamos intentar aglutinarlo y fomentar e incentivar que empresas del campo agroalimentario, de la pesca y otros puedan también participar y generar productos a partir de la biotecnología.
Hay otras comunidades punteras en alimentación que ya tienen líneas de negocio basadas en la biotecnología. Es cierto que en Galicia la tipología de empresa es diferente, con empresas no tan grandes y que no disponen de departamentos de I+D. La nueva estrategia debería pensar en ayudar y en facilitar o enseñar a las empresas alimentarias qué posibilidades hay en biotecnología. Tendríamos que evaluar la tipología de empresa del sector agroalimentario gallego y ver qué necesitamos para abordar nuevos proyectos que incluyan la biotecnología como eje estratégico. Aquí sí que tenemos masa crítica y quizás lo que nos falta es acercar a estas empresas a la innovación e investigación.
Sí, de hecho nosotros hay veces que para poder montar un proyecto nos encontramos con que no tenemos partners en Galicia. Esa es una realidad. Pero yo no me focalizaría tanto en lo que es la generación de spin off, sino en lo que
es la propia transferencia y colaboración entre empresa y universidad. No puede ser que venga un investigador a decir “tengo esto encima de la mesa, qué puedo hacer”. El camino es al revés.
Sí, esa es una falta importante. Ahora mismo estas pequeñas biotech que pueden salir de la universidad o de centros de investigación, evidentemente ninguna se plantea llegar a producto final. Su objetivo es captar financiación suficiente para poder hacer los estudios preliminares y demostrar la eficacia y seguridad del producto, y a partir de ahí, en el caso de fármacos por ejemplo, la gran inversión es en las fases clínicas. Y ahí nadie se atreve ya a abordar el proyecto, también porque estamos en un país en el que este tipo de inversiones no se conoce lo suficiente. Excepto el caso de Lonza y Zendal, no tenemos empresas de fabricación; carecemos de compañías que aborden todo el proceso, empresas intermedias, como puede ser AMSbiopharma, con las certificaciones adecuadas para seguir abordando estudios. Y al final todos los estudios que se hacen aquí hay que derivarlos fuera. Muchas capitales gallegas son equiparables a León en número de habitantes, pero allí hay de 7 a 10 empresas produciendo medicamentos.
Está en mente. Lo que pasa es que, al menos en nuestra empresa, quizás no estábamos con las capacidades suficientes para poder ofrecerles un servicio más amplio, al estar muy centrados en un nicho concreto. Pero en el momento en que podamos disponer de GLP (validación en industria farmacéutica) se nos abre el mercado. Sería
tremendamente interesante para nosotros y para Galicia que esas grandes empresas mirasen un poco más hacia aquí y ayudasen. Tenemos casos como la Fundación Kaertor, por ejemplo, con Janssen y la unidad mixta de investigación de Roche. Bueno, hay cositas por ahí, pero lo que tenemos que intentar es que eso se quede aquí y crezca.
La ola de sensibilización con el cambio climático generan nuevas oportunidades de negocio para el grupo AMS Science, que tiene como empresa matriz a AMSlab. Una de sus novedades es la verificación de un sello vegano para el calzado: “Empezamos con un cliente local, pero ahora ya estamos ofreciendo el servicio también fuera de España”, relata Manuel Lolo. Además de ofrecer técnicas de análisis para verificar en las prendas de vestir el uso de algodón orgánico y de fibras recicladas, trabaja en un sistema similar para diferenciar poliéster reciclado y de primer uso. Lolo Aira no puede citar clientes por confidencialidad, pero reconoce que hay “desde compañías muy muy muy
grandes, hasta empresas que proporcionan materia prima pasando por procesos húmedos como tintura y estampación, hasta producto final”. Su objetivo es evitar la deslocalización, aunque estar en Galicia “es una dificultad añadida y no es fácil, porque la mayor parte de los clientes están fuera”.
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