Ya hace tiempo que está en marcha el proyecto ECLIPSES del grupo de investigación Nutrisam (Nutrición y Salud Mental) de los departamentos de Ciencias Médicas Básicas y de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili, que analiza diferentes parámetros alrededor del estado de salud de las mujeres embarazadas y el correcto desarrollo físico y neuronal de los bebés. Por lo tanto, son diversos los estudios surgidos a partir de estos proyecto, y uno de los más recientes concluye que la falta de vitamina B12 en embarazadas puede afectar negativamente el desarrollo cognitivo de la criatura. Según la investigación, son alrededor del 30% las mujeres gestantes que tienen déficit de esta vitamina.

El proyecto ECLIPSES está liderado por la Universitat Rovira i Virgili y cuenta con la participación del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgilio (IISPV) y la colaboración de la Unidad de Investigación de Reus y Tarragona del Instituto Catalán de la Salud a través de los servicios de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (ASSIR). Desde que empezó el 2013 se ha hecho el seguimiento de unas 800 mujeres de la zona de Tarragona, a las cuales se les han analizado diferentes parámetros nutricionales, psicológicos y medioambientales para ayudar a un mejor embarazo y al correcto desarrollo del feto. También se investiga como estos parámetros analizados afectan el bebé al poco de nacer y al cabo de cuatro años.

“En el caso del estudio de la vitamina B12, que se encuentra en los alimentos animales y que se sintetiza en el tubo digestivo, es precisamente después de cuatro años que se puede detectar si su déficit en las embarazadas afecta el neurodesarrollo del hijo o hija. Y, a través de unas pruebas psicológicas alrededor de la memoria, la comprensión, la capacidad de reacción…, se ha comprobado que el grupo de niños y niñas con madres deficientes de vitamina B12 es el que tiene más alteraciones en el ámbito cognitivo», explica la profesora Victoria Arija, corresponsable del grupo Nutrisam, junto con la investigadora Josefa Canals. “Estamos hablando de mujeres sanas de países desarrollados, con acceso a todo tipo de alimentos y con buen control sanitario, pero aun así se detectan deficiencias en la alimentación”, afirma.

Este estudio, según asegura Arija, tiene valor porque hasta ahora no se había puesto el foco en la vitamina B12 y su relación con el desarrollo cognitivo del bebé, puesto que su déficit no causa problemas destacados a los adultos en general, pero sí, tal y como se demuestra en este estudio, a las mujeres gestantes: “A partir de aquí, se trataría que en los controles de la mujer embarazada se determinara si necesita mejorar la alimentación o si le hace falta algún tipo de suplemento para esta carencia. Eso sí, la dosis del suplemento se adaptaría a cada caso.”

Otros estudios del proyecto ECLIPSES

Y es que uno de los objetivos del proyecto ECLIPSES es que cuando se detectan carencias alrededor del estado nutricional de las mujeres embarazadas, el tratamiento que se le haga y las dosis de suplementos que se le aconsejen sean individualizados. En este sentido, el proyecto nació centrado en el hierro, puesto que durante el embarazo la mujer tiene déficit ya que la demanda del feto es muy grande y la ingesta no es suficientemente alta, tal y como explica Victoria Arija: “Lo que se suele hacer es una suplementación preventiva de hierro, pero lo que habíamos detectado es que no se podía dar la misma cantidad de hierro a todas las mujeres, puesto que algunas absorven más y otros menos. Y por eso iniciamos el ensayo clínico, para determinar cual era la dosis de hierro idónea para cada caso. Haber dado dosis adaptadas a las necesidades de cada una ha mejorado el rendimiento del tratamiento preventivo.”

El proyecto ECLIPSES, con una muestra de mujeres embarazadas que se considera muy amplia y representativa, ha dado unas veinte publicaciones alrededor de diferentes parámetros, y la intención es continuar investigando. Por ejemplo, otra investigación reciente surgida a partir de este proyecto, en colaboración con el grupo de investigación Tecnatox de la URV, liderado por la investigadora Mònica Bulló, ha permitido determinar que en los alimentos que consumen las mujeres embarazadas estudiadas hay dos tipos de componentes, el arsénico y el DLPCV (presente en los plásticos), que superan los umbrales establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentàra, de forma que pueden comportar riesgos para la salud de estas mujeres. O, gracias a otro estudio, liderado por el investigador del mismo grupo de investigación, Andrés Díaz, se han detectado, analizando por ejemplo la glucosa, los triglicéridos y la resistencia a la insulina, los factores asociados a un mayor riesgo cardiometabólico durante el embarazo, es decir, el riesgo a desarrollar la diabetes, a sufrir un aborto, que el hijo o hija tenga obesidad o diabetes… En este caso, no fumar, tomar poco alcohol, no tener sobrepeso, el nivel de educación… son algunos de los factores que permiten mantener controlado este riesgo.

Imagen: Victoria Arija es una de las responsables del grup de investigación Nutrisam de la URV

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