La mayoría de la gente piensa que como el feto crece en el seno materno, la madre será el factor más importante que influirá en la salud del futuro del niño o niña que sin duda prevalecerá entre todos los demás factores posibles. Esta convicción está muy extendida en la sociedad y muchas de las investigaciones se centran en las características y comportamientos de la madre a lo largo de su embarazo.

Este es el caso del trabajo publicado recientemente en 'Communications Biology' que ha estudiado “el impacto del índice de masa corporal de la madre al inicio del embarazo en los perfiles moleculares de la placenta y más concretamente en la metilación del ADN de la placenta (adición de un grupo formado por un carbono y tres hidrógenos, en una posición determinada de la molécula de ADN)”, señala Nora Fernández Jiménez, profesora de la Facultad de Medicina y Enfermería e investigadora del departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología de la UPV/EHU. “Se trata del estudio sobre metilación del ADN de la placenta más grande llevado a cabo hasta la fecha, con un total de 2.631 parejas de madres e hijos/as de Europa, Norte América y Australia”, añade Fernández Jiménez.

Al contrario de las más conocidas mutaciones —sustitución de un nucleótido por otro en la secuencia del ADN—, la metilación es una modificación del ADN que regula la expresión génica sin alterar la secuencia. “Estudios recientes señalan que la metilación es el puente entre el ambiente intrauterino y el genoma del feto. Por ejemplo, debido al ambiente puede ocurrir que aumente el nivel de metilación de una región del genoma. Ese aumento generalmente conlleva que el ADN se vuelva más compacto, y, en consecuencia, la maquinaria de transcripción no puede acceder a dichas regiones y se produce un silenciamiento de algunos genes. También podría ocurrir lo contrario, es decir, que en respuesta al ambiente decrezca el nivel de metilación en ciertas regiones del genoma. En ese caso, el ADN obtiene una conformación abierta, a la cual las maquinarias de transcripción tienen una mejor accesibilidad y, por tanto, aumentaría la expresión génica. En ambos casos, la secuencia sigue intacta pero el genoma se comporta de una forma u otra", explica la investigadora de la UPV/EHU.

“En este trabajo hemos identificado 27 sitios en los que se observan variaciones en la metilación del ADN que parecen específicas de la placenta”, señala Fernández. Conviene recordar que la placenta es un órgano fundamental en el crecimiento y desarrollo fetal, porque es el órgano que conecta a la madre con el feto y el órgano a través del cual el feto se alimenta. “Muchos de esos sitios identificados se encuentran cerca de genes relacionados con la obesidad y están enriquecidos en rutas metabólicas del cáncer y del estrés oxidativo. No significa que las criaturas nacidas de madres con problemas de obesidad vayan a desarrollar cáncer, pero sí que es cierto que la placenta tiene un comportamiento similar a un tumor, crece de forma muy rápida, y eso nos hace pensar que existe una repercusión sobre el funcionamiento de la placenta y el crecimiento fetal”, añade Nora Fernández.

Todos estos resultados sugieren que la metilación del ADN de la placenta podría ser uno de los mecanismos por los cuales la obesidad materna se asocia con resultados adversos de salud metabólica en la infancia, aunque Fernández advierte que se necesitarán más estudios para corroborar estos hallazgos. Además, Fernández subraya que “por muy legítimas que sean nuestras investigaciones, no deberían utilizarse para justificar el mantra de la culpa de la madre, ya que es muy difícil cuantificar la influencia que tienen las madres y sus características y conductas frente a otros factores —los padres o la pareja de las madres, las familias, la propia sociedad y el medio ambiente— que rodean al feto y al recién nacido porque nunca se han investigado tan profundamente”.

Información complementaria

La Dra. Nora Fernández Jiménez es profesora adjunta de Genética Médica en tercer curso del Grado de Medicina. Este estudio internacional llevado a cabo en el seno del consorcio Epigenética del Embarazo y de la Infancia - PACE (Pregnancy And Childhood Epigenetics) ha sido liderado por Nora Fernández Jiménez, Ariadna Cilleros Portet y José Ramón Bilbao Catalá, de la UPV/EHU y del Instituto de Investigación Biocruces-Bizkaia, junto con investigadoras del equipo de la Dra. Marie-France Hivert de la Universidad de Harvard.

Imagen: Los investigadores de la Universidad del País Vasco José Ramón Bilbao Catalá y Nora Fernández Jiménez | Foto: Laura López. Oficina de Comunicación. UPV/EHU.

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