Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tuberculosis es una de las enfermedades infecciosas más importantes hoy en día, hasta el punto de erigirse como la segunda que registra un índice mayor de mortalidad en el mundo. Se estima que un tercio de la población mundial está infectada por Mycobacterium tuberculosis y que cada año enfermarán por tuberculosis aproximadamente 9 millones de personas, de las que entre un 5 y un 20 % serán niños. A pesar de la importancia de este problema, los recursos que se destinan a la investigación, prevención, diagnóstico y curación de la tuberculosis son insuficientes.

Ante esta realidad, el investigador del Departamento de Salud Pública de la UB Carlos Ascaso ha puesto en marcha un proyecto de investigación sobre tuberculosis infantil junto a empresas, entidades sanitarias y ONG en Haití, el país del hemisferio occidental más castigado por esta problemática. El proyecto, que se desarrollará durante los próximos doce meses, se está llevando a cabo en el Hospital Pediátrico Saint Damien, el centro sanitario de referencia de Puerto Príncipe, la capital haitiana, que gestiona la Fundación Nuestros Pequeños Hermanos (NPH).

Son ocho las instituciones que han coordinado sus fuerzas para conseguir un objetivo común que beneficiaría a un colectivo, el infantil, especialmente vulnerable: la Fundación NPH y la Asociación para el Control de la Tuberculosis en el Tercer Mundo (ACTMON), como ONG con experiencia en el desarrollo de proyectos sobre el terreno; la UB, el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol y el Hospital Universitario Mutua de Terrassa como equipos de investigación para el análisis, la interpretación de datos y la generación de información; la Fundación Roviralta e Isolana Fundación Privada, como agentes que han aportado los fondos económicos necesarios para que arranque la investigación, y la Fundación Bosch i Gimpera, como entidad que gestiona la ayuda.

«Nuestra investigación pretende demostrar hasta qué punto estar infectado por parasitosis intestinales o tener déficits de vitamina D puede propiciar el contagio por tuberculosis o, como mínimo, puede incrementar las posibilidades de contraer la enfermedad», afirma Ascaso, quien también asegura que «definir marcadores biológicos que puedan mejorar el diagnóstico y monitorizar la respuesta al tratamiento antituberculoso sería un avance de alto impacto en el manejo de la tuberculosis en edad pediátrica».

A su vez, Xavier Adsarà, director de la Fundación NPH España, señala que «los niños que viven en países de renta baja, como Haití, son un colectivo muy propenso a contagiarse por M. tuberculosis, y a tener déficits de vitamina D y parásitos intestinales, lo que facilita contraer una enfermedad que podría curarse pero que aún no cuenta con buenos diagnósticos ni tratamientos efectivos». Adsarà concluye: «Nos enorgullece enormemente involucrarnos en una iniciativa que pretende dar una respuesta conjunta a una lacra tan grave como la tuberculosis infantil; pero aún más saber que todas las entidades implicadas confían en nuestra estructura de apoyo logístico y humano para desarrollar toda la investigación».

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