La capacidad de reflexionar sobre el propio comportamiento y sobre los procesos mentales, se denomina metacognición y se ha considerado como un carácter distintivo del ser humano. Sin embargo, recientes experimentos neurofisiológicos han propuesto estudiar los correlatos neuronales de la capacidad metacognitiva de otras especies (delfines, ratas, monos, etc.). Aunque hay un gran interés en conocer si otras especies diferentes de la especie humana tienen capacidad de metacognición, no hay consenso sobre la definición y los métodos de valoración de esta capacidad en otras especies. Los estudios previos realizados hasta ahora se basan en la observación del comportamiento animal para determinar si tienen formas sencillas de metacognición, como la confianza en sus decisiones o la certeza de ellas.

Por ejemplo, uno de los diseños experimentales empleados en monos consiste en que los animales tengan que tomar una decisión de manera que reciben una recompensa si la decisión es correcta. También se les da la posibilidad de optar por una recompensa segura, aunque menos agradable. Si optan por la recompensa segura, los experimentadores concluyen que el mono tiene poca confianza en las consecuencias de su decisión en términos de recompensa. Aunque, a medida que se complica el experimento, cuando la decisión se hace más difícil de tomar, el mono opta por la recompensa segura, lo que no supone metacognición.

Una perspectiva crítica sobre los estudios recientes

De ahí que los investigadores Andrea Insabato, Mario Pannunzi y Gustavo Deco (ICREA), miembros y director, respectivamente, del Grupo de Investigación en Neurociencia Computacional del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) de la UPF, propongan en un trabajo publicado en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews, una perspectiva crítica sobre los recientes estudios que investigan la capacidad metacognitiva de los animales no humanos.

Según manifiestan los autores del trabajo, "las tareas que se utilizan en estos experimentos son demasiado sencillas y se pueden resolver con simples mecanismos sensoriomotores de tipo asociativo". Los autores proponen un modelo de evaluación basado en el cálculo de probabilidades de obtener una recompensa una vez tomada la decisión, aunque esta tarea no requiere la capacidad de metacognición, y sugieren que se requiere una mejor definición de este concepto para tener evidencia experimental neurofisiológica de esta capacidad en animales no humanos.

Trabajo de referencia:

Andrea Insabato, Mario Pannunzi y Gustavo Deco (2016),"Neural correlates of metacognition: A critical perspective on current tasks", Neuroscience and BiobehavioralReviews,71, pp. 167-175. http://dx.doi.org/10.1016/j.neubiorev.2016.08.030

Esta investigación cuenta con la financiación del ERC Advanced Grant DYSTRUCTURE, del Estado español y de la Agencia AGAUR de la Generalitat de Catalunya.

Figura 1 del trabajo:

Cronología de los últimos 25 años de investigación en metacognición en animales. Los diferentes colores indican la proximidad de cada documento: experimentos en negro, artículos de opinión en rojo, y teóricos o de modelado en azul. Los estudios que apoyan el uso de tareas para la metacognición se muestran debajo de la línea de tiempo y los que la critican se muestran por encima de la línea de tiempo.

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