Los investigadores han partido de una evidencia: cuando dejamos caer un objeto de nuestras manos, nuestro cerebro emplea modelos internos (tanto del movimiento gravitatorio como de la altura de nuestro cuerpo) para predecir el momento en que el objeto llegará el suelo. Lo que los científicos han comprobado es que al alargar artificialmente el tiempo que se tarda en escuchar el impacto, cambia nuestra percepción corporal.

"Estos resultados revelan la sorprendente importancia que el sonido y el movimiento tienen en la representación corporal. No solo sentimos y vemos nuestros cuerpos, sino que también nos escuchamos cada vez que interactuamos con los objetos y superficies que nos rodean", explica la autora principal del trabajo, Ana Tajadura-Jiménez, investigadora del departamento de Informática de la UC3M y del Centro de Interacción del University College de Londres (UCL).

Estos hallazgos podrían tener implicaciones para estudios que utilizan el sonido para la rehabilitación de las personas con problemas de propiocepción (un sentido que permite determinar la posición de unas partes del cuerpo en relación con otras partes), como quienes tienen la enfermedad de Parkinson o han sufrido un ictus. "Esta es una vía realmente prometedora para aplicaciones en condiciones clínicas en las que las personas sufren de dolor crónico u otras afecciones relacionadas con representaciones distorsionadas del cuerpo a nivel mental, como la anorexia nerviosa", añade Ana Tajadura-Jiménez.

La forma en que los humanos perciben su tamaño corporal es altamente flexible, incluso más allá de la edad en que dejamos de crecer. Aunque en adultos el tamaño del cuerpo no suele cambiar mucho ni rápido, la representación mental de estos tamaños sí puede cambiar y de forma muy rápida. Esta “recalibración de las representaciones mentales del cuerpo” se ha investigado en muchos estudios que han demostrado que nuestros cuerpos intentan mantener una representación del cuerpo consistente con las señales sensoriales recibidas. La mayoría de los estudios previos sobre este tema emplearon estimulación sensorial, pero este nuevo estudio muestra que incluso los objetos que nos rodean se utilizan para calcular el tamaño de nuestro cuerpo. "Estos mecanismos, en la medida en que se vayan entendiendo, informarán sobre el diseño de la tecnología basada en sonido para apoyar nuevas terapias para tales afecciones", añade una de las coautoras del estudio, la profesora Nadia Berthouze, del Centro de Interacción del UCL.

Un experimento sensorial

En el estudio participaron tres grupos de personas para realizar un experimento de laboratorio: se les pidió a los participantes que, estando de pie y con los ojos vendados, dejaran caer una bola de su mano a la altura de la cabeza. Los investigadores introdujeron de forma artificial diferentes retrasos en el intervalo de tiempo que la bola tarda en llegar al suelo y producir un sonido y vibraciones en el suelo. "Los resultados muestran que a medida que aumenta la percepción del tiempo que tarda la bola en llegar al suelo, también lo hace la percepción de los participantes sobre la altura y la longitud de sus piernas", explica otra coautora, Ophelia Deroy, profesora de la Universidad Ludwig Maximilians (LMU) de Múnich (Alemania). Es decir, los participante se sienten más altos y realizan acciones como si sus piernas fueran más largas.

"Esto no es sólo valioso para aplicaciones clínicas, sino que también podría permitir el desarrollo de tecnologías para el control del movimiento en videojuegos en los que los jugadores se identifican con un personaje en la pantalla”, dice otro de los investigadores, Norimichi Kitagawa, de la empresa de telecomunicaciones japonesa The Nippon Telegraph and Telephone Corporation (NTT).

En esta investigación, además del trabajo desarrollado por la UC3M, la UCL, la LMU y la NTT, han participado investigadores de la Universidad de Londres (Reino Unido), la Universidad de Ritsumeikan (Japón) y el Instituto de Psicología de Yoshika (Japón). Esta investigación ha contado con apoyo del Consejo de Investigación Económica y Social de Reino Unido, la Corporación Telefónica y Telegráfica Nipona, el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad de España y el Consejo de Investigación en Artes y Humanidades del Reino Unido.

Referencia bibliográfica:

Ana Tajadura-Jiménez, Ophelia Deroy, Torsten Marquardt, Nadia Bianchi-Berthouze, Tomohisa Asai, Toshitaka Kimura y Norimichi Kitagawa, Audio-tactile cues from an object’s fall change estimates of one’s body height (ejemplos audio-táctiles de las estimaciones de cambio de la caída de un objeto desde la altura del cuerpo de una persona). PLOS ONE.

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