Más de la mitad de infecciones de malaria durante el embarazo, y casi tres de cuatro infecciones al momento del parto, se detectan solo con pruebas moleculares, según un estudio liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, y el Liverpool School of Medicine. Estos resultados tienen implicaciones para el manejo y prevención de malaria en mujeres embarazadas, así como para los esfuerzos de eliminación de la enfermedad.
Las infecciones por malaria durante el embarazo ponen en serio riesgo la salud de la madre y del bebé. Pero muchas infecciones en mujeres embarazadas no se detectan porque causan pocos síntomas y son “submicroscópicas” (es decir, que, debido al bajo número de parásitos en sangre, no se detectan con la prueba habitual de microscopía, pero sí con pruebas moleculares como la PCR, que son más sensibles). Estas infecciones “silenciosas” representan un problema, no solo para el manejo y prevención de la malaria en mujeres embarazadas, sino también para los esfuerzos de eliminación de la enfermedad.
Para entender mejor la frecuencia de este tipo de infecciones a nivel global, así como los factores de riesgo asociados, Alfredo Mayor, investigador de ISGlobal y del CISM, y Anna Maria van Eijk, del Liverpool School of Medicine, lideraron una revisión sistemática de estudios publicados en la literatura y un meta-análisis con los datos de dichos estudios. El equipo identificó 68 estudios con datos individuales o agregados de más de 60.000 participantes, realizados entre 1995 y 2017 en 27 países (54 estudios en África, 8 en Asia y 7 en América).
El análisis revela que, en promedio, el 13% de mujeres embarazadas tenía una infección submicroscópica y el 8% una infección microscópica. Del total de infecciones detectadas por métodos moleculares, la mayoría eran submicroscópicas: 59% durante el embarazo y hasta 74% al momento del parto. El porcentaje más elevado de infecciones submicroscópicas se observó en América y Asia, y en África se observó un mayor porcentaje de estas infecciones en zonas con menor transmisión de la enfermedad. Estos resultados – más infecciones submicroscópicas en zonas con menor transmisión - confirman observaciones previas realizadas en poblaciones no embarazadas. “Las razones son complejas, pero seguramente tienen que ver con el tipo de parásito (P vivax o P falciparum), la diversidad genética del mismo, y la persistencia de inmunidad en zonas donde ha habido una rápida disminución de la carga de la enfermedad”, comenta Mayor.
Como esperado, el riesgo de fiebre era mayor en mujeres infectadas con una alta densidad de parásitos. Pero en África, un 25% de infecciones submicroscópicas también estaban asociadas con fiebre. “Es posible que, en zonas con transmisión moderada a alta, las infecciones fluctúen alrededor del límite de detección por microscopía, y que algunas cepas de parásitos, más virulentas, resulten en fiebre”, explica Mayor. Mujeres menores de 30 años y embarazadas por primera vez tenían una menor probabilidad de tener infecciones submicroscópicas, así como mujeres VIH-positivas.
El equipo investigador resalta la importancia de utilizar métodos moleculares para detectar infecciones con baja densidad de parásitos. “Esto permitirá ofrecer tratamiento adecuado y oportuno a las mujeres embarazadas; y eventualmente contribuirá a reducir el reservorio de transmisión del parásito y avanzar hacia la eliminación de la enfermedad,” señala Mayor.
Imagen: Aleix Cabrera / ISGlobal
Referencia: van Eijk AM, Stepniewska K, Hill J, et al. Prevalence of and risk factors for microscopic and submicroscopic malaria infections in pregnancy: a systematic review and meta-analyses. Lancet Global Health. 2023. doi: 10.1016/S2214-109X(23)00194-8