Pangaea Biotech acaba de cerrar un acuerdo de licencia de su metodología de diagnóstico con el grupo DiaCarta para entrar en Estados Unidos y China. La transacción, de la cual no ha trascendido el montante, permitirá a la compañía aumentar sus ingresos un 50% este año, hasta los tres millones de euros. El incremento de facturación también se explica por el impulso de la actividad en otra de sus patas del negocio: los servicios asistenciales oncológicos.

La empresa, con sede en el Hospital Quirón Dexeus, en Barcelona, se dedica al diagnóstico, tratamiento y desarrollo de fármacos en la lucha contra el cáncer. “La sinergía de estas tres áreas nos convierten en un modelo singular”, comenta su consejero delegado, Javier Rivela.

La principal área de negocio es el diagnóstico. La firma, un referente en el campo de la biopsia líquida, diseña técnicas para detectar alteraciones genéticas en sangre de pacientes. Recientemente, ha licenciado su tecnología con el laboratorio DiaCarta, con sede en San Francisco (EEUU), para expandirse internacionalmente. “La transacción es especialmente interesante en porcentaje de royalties”, analiza Rivela. La firma ya cuenta con experiencia en este tipo de acuerdos: desde 2014, vende en diferentes países de Europa y Latinoamérica tras firmar un contrato con Labco.

La segunda división de Pangaea es la de medicina personalizada, que se articula a través del Instituto Oncológico Rosell. Pangaea fue fundada en 2007 como una biotecnológica pura por Rivela y un equipo médico formado por Rafael Rosell, Santiago Ramon y Cajal y José Antonio Maestre. “La calidad de los profesionales médicos llamó la atención del Hospital Dexeus, que nos presentó una oferta para administrar su servicio oncológico”, dice.

La compañía acaba de dar un paso más en su pata asistencial tras formalizar un acuerdo con Quirón Salud para ampliar su labor oncológica a otros centros del grupo: el Hospital General de Catalunya y el Sagrat Cor. “La división asistencial nos permite tener ingresos recurrentes y, además, sirve para reclutar pacientes para ensayos clínicos”, afirma Rivela.

Finalmente, la compañía cuenta con una división farmacológica. “Hemos suscrito acuerdos de testado e investigación de fármacos con todas las grandes compañías farmacéuticas”, indica. Entre sus clientes, destacan AstraZeneca, Roche o Pfizer.

Crecimiento sin financiación externa

Los ingresos recurrentes procedentes de los servicios asistenciales –el Instituto Oncológico Rosell trata actualmente a 2.500 pacientes– han permitido a la compañía crecer sin necesidad de recurrir a la entrada de fondos de inversión ni excesivo endeudamiento. El 54,08% del capital recae en manos del equipo de gestión y dirección. El resto pertenece a socios inversores, entre los que destacan el grupo Quirón Salud. Rivela asegura que la compañía prefiere crecer a un ritmo controlado sin tener que acatar las exigencias de socios puramente financieros. No obstante, reconoce que, si sus proyectos de desarrollo de fármacos propios prosperan, se podrían llegar a plantear un cambio de estrategia. “Estamos analizando varias moléculas”, indica el consejero delegado.

Por Gabriel Trindade / Expansión

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