La sensibilidad química múltiple (SQM) es una afección crónica adquirida cuyo origen aún no está claro.Afecta más a las personas de sexo femenino en una proporción del 55 %, con edades comprendidas entre 40-50 años y de nivel socioeconómico y cultural medio-elevado. Junto con la electrosensibilidad se considera una intolerancia ambiental idiopática. La medicina ambiental se encarga de tratar este tipo de desórdenes.
Este síndrome consiste en el desarrollo de una reacción de hipersensibilidad con la inhalación de sustancias químicas de diferente naturaleza (organofosforados, disolventes, metales pesados, etc.) en dosis bajas, para las que la mayoría de la población sana no desarrolla ningún problema. Las sustancias que lo desencadenan son contaminantes ambientales muy extendidos y de difícil eliminación del medio.
Los síntomas que aparecen afectan a varios sistemas orgánicos y pueden ir aumentando su gravedad en las siguientes etapas progresivas:
El sistema inmune es una pieza clave en este síndrome. Algunos estudios defienden que las toxinas exógenas son las responsables de alterar los niveles de tolerancia del sistema inmunitario. Exposiciones repetidas a estos contaminantes inducen la liberación de citoquinas proinflamatorias responsables de la sintomatología. Así mismo estas toxinas pueden saturar la capacidad de desintoxicación de las mitocondrias alterando las rutas metabólicas y produciendo una acumulación de tóxicos en el organismo.
Su diagnóstico no es fácil ya que no existen marcadores biológicos específicos. Por tanto, se recurre a la coincidencia de los siguientes hechos: presentación crónica (más de 6 meses), los síntomas son reproducibles con la exposición repetida, las sustancias están en concentraciones bajas y presentan naturaleza química diferente, los síntomas mejoran cuando se evita la exposición al contaminante, los síntomas afectan a distintos sistemas orgánicos.
Actualmente no existe un tratamiento dirigido a la causa del síndrome. Lo más aceptado es prevenir los síntomas evitando la exposición al contaminante. En el caso de producirse la exposición al tóxico, la estrategia se basa principalmente en el tratamiento sintomático así como en el apoyo psicológico necesario para favorecer la adaptación al entorno de la persona afectada.
Como tratamiento dirigido a apoyar el buen funcionamiento del sistema inmunitario, el tratamiento con microinmunoterapia puede ser asimismo una ayuda de base para recuperar el metabolismo mitocondrial y reconducir al sistema inmune a una situación de equilibrio.