Por sus cualidades antiinflamatorias, autorrenovadoras, su capacidad para modular el sistema inmunitario… las células madre mesenquimales son ideales para la reparación cardiovascular. Si bien aún enfrenta algunos desafíos, su viabilidad y seguridad está probada en ensayos clínicos. A todas luces son una forma prometedora de terapia celular.
Las células madre mesenquimales se obtienen de muchas fuentes y se pueden aislar y cultivar fácilmente. Tienen capacidad de amplificación y autorrenovación, baja capacidad para generar respuesta inmunitaria y propiedades para modular el sistema inmunitario. Y bajo ciertas condiciones, se pueden diferenciar en otras células.
En el sistema cardiovascular, pueden proteger el miocardio al reducir el nivel de inflamación y promueven la diferenciación de las células miocárdicas alrededor de áreas de infarto y angiogénesis (formación de vasos sanguíneos). Asimismo, aumentan la resistencia a la apoptosis (destrucción celular provocada por el propio organismo) e inhiben la fibrosis.
Estas cualidades hacen que las células madre mesenquimales sean ideales para la reparación cardiovascular
Un tratamiento prometedor para un problema de salud pública
Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en un problema de salud pública debido a su alta tasa de morbilidad y mortalidad1. Son causadas por factores infecciosos y no infecciosos, y es probable que la incidencia de estas últimas (especialmente las enfermedades cardiovasculares isquémicas, como el infarto de miocardio) aumente en las próximas décadas2.
Los fármacos y la cirugía alivian los síntomas de la insuficiencia cardíaca, pero no pueden recuperar las células muertas del corazón. Por eso se ha empezado a buscar una nueva forma de tratar la insuficiencia cardíaca después del infarto de miocardio. El trasplante de corazón sigue siendo la única cura, pero los órganos donados son escasos y los gastos de la operación limitan el desarrollo de este método. Así, hace una década3 el uso de células madre surgió como un tratamiento prometedor para la enfermedad cardiaca.
El hallazgo de hace cuarenta años
Las células madre adultas son células madre multipotentes con capacidad de autorrenovación, que pueden diferenciarse en varios tipos de células4,5. En 1970, Friedenstein6 descubrió un tipo raro de células estromales en la médula ósea humana: las células madre mesenquimales. Se encuentran también en el tejido adiposo7, el cordón umbilical, el tejido pulmonar8, en la membrana sinovial9, el endometrio10 y la sangre periférica11.
En la actualidad, las células madre mesenquimales más comúnmente utilizadas en los estudios clínicos proceden principalmente de médula ósea, tejido adiposo y sangre del cordón umbilical3.
Próximos desafíos en la terapia con células madre mesenquimales
A pesar de sus ventajas para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, el uso de células madre mesenquimales aún enfrenta algunos desafíos. La viabilidad y la seguridad de la terapia con estas células se han probado en ensayos clínicos, pero se debe estudiar la dosis óptima y la ruta de administración para el tratamiento del infarto de miocardio. A pesar de ello, siguen siendo una forma prometedora de terapia celular.
REFERENCIAS: